lunes, 30 de agosto de 2010

Panama Canal Triathlon 2010

Este fin de semana, por tercera vez consecutiva, participé en el Panama Canal Triathlon, un evento clase Ironman 70.3, o un medio Ironman. He quedado impresionado por lo alto del nivel de los triatletas nacionales que cada vez son más, y más rápidos. Como siempre, quede muy en la cola de los que completaron el evento. Pero, a pesar de haber entrenado muy poco, mejore en un minuto mi tiempo total, principalmente por lo rápido de mi transición de la bicicleta a la corrida.

En la nadada hice 3 minutos más que el año pasado, en la bicicleta hice 10 minutos más, y en la corrida hice 10 minutos menos. Claramente, mi mejoría estaba en las transiciones. Hubiese hecho una mejor transición de la nadada a la bicicleta, pero cuando salí de la natación ya habían botado el agua para enjuagarse los piés y perdí tiempo buscando como quitarme la arena de los piés. No había llevado medias, a propósito, y haber pedaleado lleno de arena hubiese sido un martirio.

En la nadada este año quedé sin nadie que me remolcara y me ayudara a hacer más fácil ese recorrido. No pensé en eso cuando me acomodé en la partida y, por estar hacia un costado, no me pude enganchar con nadie. Por primera vez en más de diez años me toco nadar solo, íngrimo, y valerme de mi propio esfuerzo para completar los 1900 metros de natación. ¡Qué error! Hice mi peor tiempo en toda la historia de mis nadadas... Pensé que había salido de último del agua, pero luego me pasaron unos cuantos en la bicicleta y me di cuenta que no era así.

En la bicicleta quedé solo por la mayoría del recorrido, sin nadie por delante que me pudiera alcanzar. No fue hasta la segunda vuelta de Gamboa que me pude pasar a algún otro competidor. De los que me pasaron al salir del agua solamente me volví a pasar a Charles Vick, de los Estados Unidos. Estoy muy lento en la bicicleta. Tengo que regresar a pedalear más frecuentemente si deseo mejorar mi tiempo en Cozumel este año. Me impresionó mucho ver a los ciclistas punteros volando en sus bicicletas especializadas, aerodinámicas, impulsadas por esas máquinas humanas. Yo me mantuve a un ritmo muy cómodo para dejar algo de fuerzas para la corrida.

Cuando llegué a la calzada, ya los ganadores habían cruzado la meta. A mi todavía me faltaban 21 kilómetros por correr. Honestamente, no tenía ganas de recorrer esa distancia bajo el sol abrasador que estaba brillando en el cielo. Pero no quedaba otra, la opción de parar no está en mi programa. Me llené de valor y pensé que al menos este año iba a contar con la excelente hidratación que nos tenían planeados los clubes de triatlón locales. También me animé al saber que me iba a tocar disfrutar de ver a todos los otros competidores compartiendo mi miseria. Además tenía esperanzas de alcanzarme a varios competidores que se iban a desmoronar bajo el peso del calor. Y así fue...

Gocé muchísimo del apoyo de nos brindaron los puntos de abastecimiento de agua. Cada puesto tenía un grupo distinto de amigos: los ultra maratonistas del Coolzone, los triatletas del Total Training Club, los Ironman que estaban al final de la calzada, y de los otros clubes. Las esponjas de agua helada eran una maravilla para controlar la temperatura corporal. También me estaba colocando unos hielos envueltos en una esponja delgada en la parte delantera que me iba chorreando el agua que se iba derritiendo. Las esponjas en la nuca también le robaban fuerza a los rayos del sol. El único inconveniente era correr con las zapatillas encharcadas.

Por primera vez en mi vida un competidor me regañó por hablarle: "no me hables cuando estoy compitiendo" me dijo. La verdad es que fue un grave error de mi parte el no haber tomado en cuenta que muchos de los que estaban en la calzada habían invertido muchas energías para llegar en sus mejores condiciones a ese evento y estaban enfocados en lograr sus mejores resultados. Aún así, responderme le hubiese costado menos palabras, tenía curiosidad por saber cual era el nombre de su padre, que era uno de los compañeros del Colegio Javier con quienes compartía el bus, pero no estaba seguro cual de todos los hermanos era. Bueno, ya lo tendré presente para la próxima y seguiré las reglas de etiqueta apropiada.

La organización de esta carrera estaba más allá de cualquier reproche. Los principales de la Unión de Triatlón de Panamá ya tienen este evento descifrado. La última pieza que faltaba, la hidratación, la colocaron este año. Ahora solamente me toca entrenar para llegar a la meta antes que esté repleta de espectadores viendo la premiación.

¡Qué grande fue llegar a la meta y tener a mi esposa e hijos esperándome! Me fui de una vez al Coolzone para ver a los demás corredores terminar y poder hacer algo de barra. Los que llegamos de último ya quedamos fuera de la fiesta. Estaba viendo las edades de los participantes y este triatlón ha quedado dominado por los jóvenes, a diferencia de otros eventos, incluyendo el mismo Ironman. Ahora podía compartir con mi familia y los amigos del Coolzone y gozar algo de la camaradería que se forma en la meta.

viernes, 27 de agosto de 2010

Contra la Pared

Logo¡Cada vez me pongo más perezoso! Acabo de revisar lo que me falta para el Javelina Jundred en Wolfram Alpha: 1 mes y 26 días. Estoy frito... No tengo idea cómo voy a estar listo en ese tiempo para correr 160km - no comprendo por qué pretendo ser un corredor de largas distancias. Pero ya estoy metida en esta carrera y todo saldrá bien con la compañía de Lorena y Luis Carlos Stoute, que también se ha sumado.

El recorrido va a estar muy agradable por ser en el desierto, y la noche contará con una luna llena para no tener que correr con una linterna. También podré correr con una botella en la mano por que los puestos de ayuda están a 8 kilómetros y yo puedo cubrir esa distancia con las 220z de una botella. Nada más que tengo que dedicarme a correr y caminar hasta cruzar la meta. Voy a poder desconectar mi cerebro por muchas horas...

Lorena va a estar de voluntaria en la estación de ayuda del cuartel central por donde tengo que pasar 6 veces antes de regresar para cruzar finalmente la meta. Esto la mantedrá entretenida y me permitirá verla frecuentemente. Vamos en el plan más básico posible: vamos a acampar al lado del cuartel central y la meta. Como esta carrera es en un parque, esto está permitido. Y como Lorena es voluntaria, hasta la van a alimentar mientras Luis Carlos y yo corremos.

Espero no quedar muy destruido para el Ironman de Cozumel, al que tengo planeado asistir al final de noviembre. Nunca he corrido 160km en un solo evento. Posiblemente nunca he corrido 160km en una sola semana. Esa distancia solamente la he cubierto en bicicleta, y pocas veces. Estoy muy curioso por ver que se siente el tedio de tantas horas en movimiento haciendo lo mismo. Espero poder terminar en menos de 24 horas, pero puede que eso esté difícil.

miércoles, 18 de agosto de 2010

El Valle Ultra

Bueno, ya pasó el ajetreo de El Valle Trail Race 2010. Después de conversar con muchos de los participantes de la sección larga de la carrera, y escuchar la opinión de varios de la distancia de 21km., creo que la ruta fue bien acogida. Habrán quienes no la quieran repetir, quienes estén ansiando por probarla, y los que tienen un clavo que sacarse. Me alegró mucho ver una participación tan buena en esta edición del evento. Pero 45km. no es un maratón, y tampoco la consideramos ultra (por definición, puede llamarse así). En la práctica, la versión de 45km. es tan difícil como cualquier ultra, pero la IAU considera que los ultramaratones arrancan en 50km.

¿Por qué no extender la carrera un tris y volverla una ultra de verdad? En estos momentos en Panamá hay un maratón, varios relevos, distancias intermedias, y falta una verdadera ultramaratón. Opcionalmente, cambiemos el nombre a El Valle Ultra Race y dejemos la distancia como está. He escuchado varias opciones: pegar las 2 vueltas de 21km (2009 y 2010) y hacer un maratón, repetir la ruta, y cambiar la ruta. Todas esas opciones tienen sus puntos a favor.

A mi me gustaría extender la carrera un poco siguiendo la misma ruta y usando una de 2 variantes: seguir de Río Indio Centro hacia Río Indio de Los Chorros y subir por el otro lado, ó, en La India Dormida seguir a Altos de La Estancia y Regresar a La India. La última opción me gusta más por varias razones:

  1. No nos alejamos más, complicando la seguridad y el abastecimiento

  2. Los caminos a Altos de La Estancia son hermosos, están altos y frescos

  3. Son muy accesibles.


También preferiría hacer esta versión de la carrera en el verano para disminuir las probabilidades de lluvia y relámpagos en La India Dormida. Yo estaba en La India este año cuando empezó a tronar y no me sentí muy cómodo. Hubiese visto rayos y habría tomado el camino más corto hacia El Valle. En el verano hay menos lodo, el clima está más fresco, y sopla una agradable brisa del norte. El día es más corto, el sol sale más tarde, y se oculta más temprano, pero, aún así, hay suficiente tiempo para completar unos 50km. No le agregaríamos más de una hora a la carrera si nos extendemos hacia Altos de La Estancia por que el terreno es fácil para correr, con buenos senderos y calle de tosca.

Voy a agregar el tramo de Altos de La Estancia a la ruta de 45km para calcular la distancia adicional. Si me paso mucho de los 50km., existe la opción de cortar la bajada de Río Indio en Jordanal y cruzar a Las Minas por otro sendero, también muy agradable. Lo único es que cruzar al Río Las Minas desde Jordanal agrega una subida y bajada adicional: hay que subir de la Quebrada Jordanal para bajar al Río Indio, y luego subir del Río Indio para bajar al Río Las Minas. Se pasa por un zarzo muy agradable en el Río Indio que compensa por el zarzo de Río Indio Centro.  Luego incluyo más información...

lunes, 16 de agosto de 2010

El Valle Trail Race 2010 - Reporte

¡Sobreviví El Valle Trail Race 2010! Había calculado 7 horas 30 minutos para terminar los 45km y me tomó 8:05. Cuando llegué a la meta solamente quedaban los organizadores, mi esposa Lorena y los Hashers esperándome con una cerveza. Recibí la triste noticia de la muerte de nuestro amigo Joe Parker cuanbo yo iba en la recta final, y cruzar la meta fue una mezcla de júbilo y dolor. Pero estoy seguro que Joe Parker murió como quería, con las zapatillas puestas.

Como yo conocía la ruta íntegra, corrí con pleno conocimiento de todo lo que venía, y también lo hice con un plan bien definido: llegar a la meta. La carrera estaba diseñada para que las bajadas permitieran correr con bastante seguridad y las subidas iban por las partes más difíciles. Si la carrera hubiese sido en el sentido contrario, las subidas hubiesen sido fáciles y las bajadas mucho más difíciles.

Traté de bajar rápido hasta Río Indio Centro, a donde llegué cerca de las 2:30, y de allí hasta el regreso a La Mesa lo tomé con calma, corriendo lo plano y las bajadas, y subiendo cómodamente todas las trepadas. En la bajada hasta Río Indio Centro me fui con Margaret Von Sanger, Víctor Mojica, y otro amigo. Joaquín Gil del Real nos alcanzó poco después de Jordanal.

En Río Indio Centro íbamos de 15º y 16º. En la subida hacia las Tres Cruces nos encontramos con otros dos corredores que no conocíamos. Bajando hacia Boca de Las Minas nos pasamos a esos dos corredores y nos alcanzamos a Luis Carlos Stoute, quien iba reído y bajando con precaución esa resbalosa y rocosa pendiente. En el Río Las Minas llené una de mis botellas de agua. Llevaba dos botellas de agua para que me alcanzaran en las partes difíciles, y en Río Indio Centro solamente rellené una botella.

De Boca de Las Minas hasta La Mesa nos tocaba un ascenso largo y con una pendiente muy difícil. Joaquín y yo entramos en un ritmo que nos traía cerca de nuestro límite cardíaco, y solamente estábamos caminando las subidas. Ambos estábamos rellenando nuestras botellas en cada cruce de río. En el último cruce del Río Las Minas nos encontramos con Carlitos Rettally, George Shoemaker, y Jorge Rodríguez, todos bañándose en el río. En cuanto llegamos decidieron que ya era suficiente el descanso, rellenaron sus botellas con agua del río, y seguimos juntos.

El próximo tramo era un poco complicado por que había que caminar por todo el lecho de una quebrada que daba al Río Las Minas. Los tres, Carlitos, Jorge y George, se fueron quedando atrás lentamente. Cuando salimos de esa quebrada venía el ascenso más empinado de esa sección. George Shoemaker logró alcanzarnos en esa subida que contaba con un buen sendero. Llegando al tercer puesto de agua, cuando ya los autos podían llegar, volvimos a correr. Joquín se nos quedó atrás en ese punto.

En la bajada de La Mesa George me dejó atrás, como era de esperarse. Desde arriba de La Mesa hasta La Piedra Pintada todo el camino era de asfalto y tosca. En el Cool Zone de Pura Voluntada, en la entrada a La India Dormida, me volví a encontrar a George, que estaba saliendo del reabastecimiento. Estaba seguro que no lo volvería a alcanzar...

Lizbeth y el equipo del Coolzone me atendieron con mucho esmero y lograron que algo de energía regresara a mi cuerpo. En ese punto ya me había acabado toda la comida que llevaba para la primera parte de la carrera, y ya estaba hidratado al punto que no podía seguir consumiendo líquidos (aunque la sed me abrasaba). Recogí unos cuantos gels, rellené mis 2 botellas, una con agua y la otra con Gatorade, y seguí mi camino.

La subida de La India Dormida la tuve que tomar con mucha calma para no forzar mucho a mi corazón que ya venía trajinado. Pude ver que todavía quedaban las marcas de cal que había puesto el día anterior, y que muchas de las cintas amarillas seguían en su lugar. La pintura naranja que Daniel Alveo Young había puesto también estaban muy prominentes en el camino. Arriba de La India, cuando había que girar a la izquierda, apenas se veían las marcas de cal, y habían desaparecido unas cintas que estaban colocadas para llamar la atención hacia el giro.

Cuando llegué al lomo de La India Dormida comenzó a llover y tronar. Consideré regresar al Coolzone y retirarme de la carrera, pero eran truenos lo que sonaba. Si hubiese visto relámpagos habría bajado inmediatamente. Con algo de aprehensión continué mi corrida por La India Dormida. Me extraño no poder ver a George en ninguna de las vistas expansivas que permitía el desnivel del lugar. No creí que George me pudiese sacar tanta ventaja en ese terreno.

Sabía que Carlitos me estaría pisando los talones y de vez en cuando miraba hacia atrás para ver cuando aparecería. Efectivamente, llegando al final de La India lo vi desde la punta de una subida cuando el iniciaba su bajada por el otro lado. Le silbé y me respondió claramente que ¿por qué llevaba tanto apuro? Le dije que si quería lo esperaba, pero no me respondió. Apuré mi paso un poco para mantener mi pequeña ventaja.

Logré recorrer toda La India Dormida en hora y media, cerca de lo que había calculado. Pensé que sería capaz de hacerlo en menos tiempo, pero mis pisadas ya no eran tan seguras por el agotamiento y me limité a minimizar las posibilidades de un accidente. Al llegar al final de la bajada ya estaba seguro que terminaría cerca de las 8:00 horas. No había forma de que logrará mejorar mi posición en el evento, pero si me relajaba Carlitos no iba a titubear en bajarme un puesto.

Me dediqué a correr y caminar a lo Jeff Galloway hasta la meta. En la recta final, que es larguísima, pude ver cuando Carlito finalmente apareció dentro de mi campo visual. Ya sería muy difícil que me alcanzara. En ese tramo me encontré con Daniel, el escudero de Luis Carlos, que quería saber cómo volver a encontrarse con Luis Carlos. Le explique como llegar a la bajada de La India. Teresa pasó en su auto y me contó de Joe Parker, se me erizaron los vellos y me embargo la tristeza. Melanie Boyd pasó en un 4wheel y me contó que se había acordado mucho de mi durante su carrera, y de mi madre también. Sibila pasó en su auto y también me alento.

Cuando volví a ver hacia atrás vi que Carlitos estaba mucho más cerca y me venía corriendo con ganas. Hora de trabajar: apreté mi paso hasta cruzar la meta. ¡Que alegría cuando ya pude ver la meta! Nuevas fuerzas acudieron al rescate y crucé la meta con paso firme, escuchando a mi esposa, al Hash y a los espectadores alentándome a terminar. Y justo cuando crucé la meta Jonathan Jones me dió una cerveza helada: ahhh!