lunes, 20 de diciembre de 2010

Reto del Indio 2011

[caption id="attachment_1375" align="aligncenter" width="448" caption="Reto del Indio 2011"][/caption]

Ya casi estamos listos para el Reto del Indio 2011. Tenemos el grupo de interesados más grande de la historia: hemos llegado a 18 interesados. Posiblemente, por primera vez, lleguemos a 12 participantes este 2011. Igual que este último reto, vamos procurar hacerlo en 24 horas. Nuestro esquema será igual al de este año, partiendo este domingo 9 de enero a la 1:30pm desde Chumico. La meta es llegar a la Boca de Río Indio antes de la 1:30pm del lunes 10 de enero.


Vamos a pedalear desde Chumico, pasando por El Valle, La Mesa, Río Indio Nacimiento y haciendo la transición en Jordanal. Desde Jordanal iniciamos la caminata, pasando por Río Indio Centro, Los Chorros, El Harino, Las Claras Arriba y haremos la transición a los kayaks pasando Tres Hermanas, casi llegando al Río Indio. Esto nos deja 50 kilómetros de kayak para la última sección del reto. Espero que este año, con todo lo que ha llovido, el río nos ayude con su corriente a llegar al Caribe en buen tiempo.


El año pasado remé con sed y estaba hambriento al llegar al final de la remada. Este año me aseguraré de alimentarme mejor. Un buen desayuno no es suficiente para los rigores de 7+ horas de remo intenso. Al igual que este año, cada quien se preparará su cena y su desayuno de antemano para no perder tiempo en las transiciones: cena de la bicicleta a la caminata, y desayuno de la caminata al kayak. La alimentación y la hidratación de la bicicleta no son complicadas, y casi que son inmateriales por que se dan justo al principio, cuando las reservas del cuerpo van intactas.


La caminata es una actividad de baja intensidad. El cuerpo puede sacar la mayoría de sus necesidades calóricas de las reserva de grasa. Solamente hace falta un par de geles para tener en reserva en caso de un bajón del azúcar en la sangre. Durante la caminata pasamos por muchos ríos y quebradas de donde abastecernos de agua. Yo me iré tomando el agua de donde la encuentre en el camino (rellenando mis botellas cuando se acaben). Luego recurriré a una dosis de [link id='1002' text="Zentel"].


Este año, al igual que otros años, puede que nos acompañen los que solamente quieran hacer parte del reto: pueden acompañarnos en la bicicleta, en la caminata y en la remada. Como siempre, todos deben estar listos para salir por su propia cuenta si se quedan atrás por alguna razón. Esto es sencillo en la bicicleta, más complicado en la caminata (se pueden conseguir caballos), y en la remada la única salida es por Boca de Río Indio, pero siempre hay piraguas que pueden recoger a los remeros que se rajen (ya ha pasado antes).

martes, 14 de diciembre de 2010

TransPanamá 2011

[caption id="attachment_1367" align="aligncenter" width="410" caption="Ilustración del Recorrido del TransPanamá"][/caption]

Este verano quiero recorrer todo el sendero del TransPanamá. Como mucho, no quiero que pase del 2011 para terminar el recorrido. Me encantaría poder hacerlo de un solo envío, pero tal vez deje ese para un segundo recorrido, cuando ya tenga una buena idea del recorrido completo. Por suerte Miguel Esquivel, [link id='1356' text='gestor'] del sendero, me envió la pista del recorrido por que aún no lo han publicado.

Estoy seguro que en un futuro cercano el Proyecto TransPanamá cumplirá con el último punto de su misión, que es, finalmente, publicar la documentación del recorrido. Ya han hecho todo el trabajo pesado, y ahora solamente queda el trabajo tedioso de organizar y publicar el detalle de la ruta. Por ahora, yo procuraré hacer lo que pueda con la información que tengo. Tengo la pista de toda la ruta en formato gpx, y todos los mapas del Tommy Guardia que cubren el recorrido.

Desde que caminamos de [link id='62' text='Panamá a El Valle'] quedé con las ganas de extender el recorrido hasta David, y, luego, Costa Rica. Este 2 de enero del 2011 cumpló 50 años y creo que esto hace del 2011 una fecha apropiada para re-visitar ese recorrido y completarlo. Estoy seguro que contaré con la compañía de mi familia y muchos amigos. Inclusive, Luis Carlos Stoute también comparte el deseo de recorrerlo en un solo envío. La [link id='1358' text='ruta'] Transpanamá desde Campana hasta la frontera con Costa Rica tiene 570 kilómetros. ¡Esa es una distancia épica!

Así es que ya estoy poniendo en movimiento los engranajes para compartir esta aventura con mi familia y amigos. Me encantaría recorrer la ruta con Irving, mi hijo, pero no estoy seguro cuanto el apreciaría pasarse un par de semanas caminando con su viejo. Tal vez la pasaría bien por un par de días, y esos los puedo conseguir fácilmente, incluyendo a Lorena y Laura Elena. El resto son más complicados.

martes, 7 de diciembre de 2010

Camino a Western States 100

[caption id="attachment_1340" align="aligncenter" width="448" caption="Western States 100"]Mapa de la carrera[/caption]

¡Es oficial! He salido, por suerte, premiado en la lotería con una posición en la linea de partida para el Western States 100 para junio 25 del 2011. Tenía a Leadville 100 de respaldo por si esto no sucedía. Ahora la primera meta del 2011 esta claramente definida: la icónica carrera de 100 millas, la más vieja de todas, la ultra de las ultras, Western States. El lema de la carrera es "100 millas, un día". Esa es la meta...

Ya he probado que puedo terminar una carrera de 100 millas (161 kilómetros), ahora quiero medirme contra la marca de las 24 horas. Esto sube la barra un poco, especialmente para un viejo como yo, que voy a tener 50 años para la fecha de la carrera. Pero eso hace interesante la motivación para hacer la carrera. El premio, en este caso, es la hebilla de plata que dan al terminar en menos de 24 horas. Estoy claro que el peligro de buscar completar la carrera en menos de un día pone en peligro el poder terminar la carrera.

Aún recuerdo cuando leí, en El Valle de Antón, un reportaje en Outside Magazine sobre esta carrera. Siempre pensé que había que estar loco, y una condición física imposible de alcanzar para la gente normal. Ahora ya se que estaba equivocado, sí se puede lograr, y no hay que estar loco. Completar la carrera en 24 horas requiere mucha determinación, pero el paso no necesita ser brutal: son 4 recorridos de 40 kilómetros en 6 horas cada uno. Eso no es tan, tan difícil...

En mi experiencia, que es poca en estos menesteres, lo más difícil es mantener la pelota en juego. Hay que hacer muchas cosas correctamente para poder terminar la carrera: hay que prepararse bien, con tiempo, y ejecutar correctamente durante la carrera. La parte muscular es solamente una porción del evento. Además, hay que comer adecuadamente y mantener el balance de la hidratación contra el sudor. Es un balance delicado el que se debe mantener a través de la duración de todo el evento. En esto, principalmente, está la dificultad de un evento de 100 millas.

Yo he ido haciendo mi tarea, y la práctica, para llegar a este momento. Espero poder mantener mi enfoque por los próximos seis meses, manteniendo el equilibrio entre la vida familiar, matrimonial, el trabajo y el entrenamiento. Yo no soy mucho de pensar en entrenamientos como tal, prefiriendo pensar en hábitos saludables y sanos. Ya he ido modificando mi vida para que mis hábitos me permitan pensar en una carrera de esta distancia sin que mi vida se vea alterada terriblemente. No voy a cambiar mucho mi rutina, solamente me voy a parar más temprano más a menudo.

Por lo pronto, la meta intermedia para hacer más fácil la carrera es incrementar mi ritmo normal. Quiero hacer que un paso de 5 minutos el kilómetro sea tan fácil como caminar. Mis últimos meses han sido de fondos largos y lentos. Ahora quiero regresar a prácticas de velocidad y fuerza. Es hora de ponerle algo de musculatura a las piernas para poder correr rápido con facilidad y resistir las bajadas interminables del Western States 100.

lunes, 6 de diciembre de 2010

Maratón de Panama 2010

Este Maratón de Panamá 2010 me sacó su tributo en carne. Estaba cansando del Ironman de Cozumel que hice el fin de semana anterior. Sabía que me iba a costar, pero no pensaba que me iba a costar tanto. Los primeros 10 fueron fáciles, me fui entre 5:30 y 6:00 minutos el kilómetro, un paso "suave" para llegar en 4 horas. Ya llegando a los 10kms comenzaba a pensar que me iba a costar mantener el paso.

Había estado corriendo a un nivel aeróbico muy, muy cómodo, respirando con facilidad. Pero ya el corazón comenzaba a subirse con facilidad. Y sentía que mis pantorrillas estaban tiernas, como si me pudiese hacer un daño fácilmente si hacía un movimiento violento, como un acelerón. Ya el ritmo de 6:00 minutos comenzó a sentirse forzado cuando estaba a 15kms, corriendo por el puente del Corredor Sur. Pasé la mitad del maratón en 2:10, y ya sabía que iba a estar difícil llegar en 5 horas.

Margaret y Patrick me habían dejado atrás, al igual que Iris, Popo, Víctor, Tito, y otro pocotón. Ya parecía que estaba corriendo hacia atrás. Por suerte pasé frente a Multiplaza justo a tiempo para ver al Keniano llegar triunfador a la meta. El sol ya estaba comenzando a calentar, y era obvio que para cuando estuviese en la cinta costera, de regreso, iba a correr a través de un horno abrasador.  Llegando al final de la cinta costera me pasó Daniel Alveo Young, pero logré mantenerlo a la vista. Cuando paré por una esponja fría, frente al Mercado de Mariscos, vi que Daniel estaba caminando la subida del viaducto a la 4 de julio. Apreté un poquito para alcanzarlo y acompañarlo, mientras pudiera hacerlo.

En el viaducto vi a Fishy Alfaro y Gae Goldoni, que ya venían de regreso. Creo que Fishy fue el único otro corredor del Ironman de Cozumel que se metió a este maratón. No parecía que Fishy compartía mi miseria, para nada. En ese momento me llevaba unos 1o kilómetros, aproximadamente. Nosotros caminamos todo el viaducto, y volvimos a correr toda la 4 de julio hasta la Calzada de Amador. Cuando llegamos al retorno frente a Flags, unos 32 kilómetros según mi GPS, calculé que si volvía a correr podríamos llegar en 5 horas.

El plan salió a duras penas: llegué en 4:58:46, en las justas. Pero esos últimos 10 kilómetros los sufrí mucho. Estaba ya muy caliente, y el sol me tenía cocinado. Por suerte podía correr como pingüino a cerca de 8:00 minutos el kilómetro. Me fui caminando y corriendo con el ojo puesto en el reloj, tentado a caminar, pero alentado por llegar en menos de 5 horas. Me decía mientras corría que este era buen entrenamiento para un ultra, pero eso no me motivaba mucho. ¡Lo que más me alentó fue pensar que cada paso me acercaba más a una cerveza muy fría!

jueves, 2 de diciembre de 2010

Ironman Cozumel 2010



Este domingo terminé mi segundo Ironman en 13:21:26, 20 minutos mejor que el año pasado. Hice mi carrera tal como la había planeado, pero no pude rendir a la hora de la corrida. Toda la mejoría salió de la bicicleta y las transiciones. La nadada me tomó más que el año pasado, pero, aparentemente la ruta de ese año estaba más corta por que nadie que repitió la carrera logró igualar su tiempo del año anterior, ni los profesionales.

Mi plan era sencillo: nadar con calma, llegar al final de la bicicleta, y dejarlo todo en la corrida. Lo ejecuté al pié de la letra, pero me quedó mucho para la corrida y terminé corriendo en 3 minutos más que el año pasado. Posiblemente mi reciente corrida de 163 kilómetros en Javelina Jundred me quitó un poco de jugo, ya que me pasé recuperando todo este último mes.

La nadada, igual que la del año anterior, estaba espectacular. El agua no podía estar más cristalina, la visibilidad podía estar cerca de los 100 pies. Este año me golpearon más que el año anterior, pero no fue nada del otro mundo. Pensé que iba a sufrir más en la nadada por que no practiqué ni una sola vez desde agosto, cuando hice el Panama Canal Triathlon. En esa ocasión nade la mitad en 53 minutos, y ahora nadé el doble en 20 minutos menos. Siempre logré nadar pegado detrás de otro competidor. Llegué totalmente fresco a la transición.

Este año mejoré mis transiciones muchísimo. Me fui con un pantalón De Soto que estaba seguro que me quedaría cómodo para la corrida por que ya lo había probado, y una camiseta pegada que nos hicieron para Cozumel del año 2009. Pasé bastante rápido a través de las transiciones y me ahorré 10 minutos contra el año pasado. Aún así, puedo quitarle unos 5 minutos adicionales para el próximo Ironman.

Este año llegué a la bicicleta con mejor equipo y una posición más aerodinámica en la bicicleta. Logré mejorar mi promedio en casi 2 kilómetros por hora cuando me bajé de la bicicleta. Usé aerobarras en el timón, ruedas de perfil ancho, y casco aerodinámico. Tengo que atribuirle la mejoría al equipo por que fue muy poco lo que entrené en la bicicleta este año. Solamente hice mis típicas montadas largas en montañera y algunas pedaleadas los fines de semana con los pacieros.

La alimentación la saqué toda de las estaciones de abastecimiento. No me llevé nada encima, ni siquiera podía por que la camiseta que llevaba puesta no tenía bolsillos. Cuando quería cargar algo tenía que meterlo en el pantalón a presión. En la corrida sentí algo de molestia estomacal, casi que siento ganas de vomitar, pero logré controlarlo sin mayores problemas. Creo que estaba ligeramente sobre hidratado.

Donde más pensaba que podía recortar era corriendo. Pero resultó que estaba equivocado... Di la primera vuelta corriendo sin parar, a buen ritmo. La segunda vuelta ya fui bajando la marcha, el corazón no me daba para más. Esto sí lo puedo atribuir a falta de entrenamiento: me había pasado el último mes descansando y recuperando del último ultra. Para la próxima vez ya estoy claro que no puedo tener mis eventos grandes tan cercanos por que no puedo recuperarme a tiempo.

miércoles, 17 de noviembre de 2010

Ultra Mamoni

Pensando donde se podría hacer una buena ultra maratón de senderos escogí el área del Río Mamoní y el Río Pacora como la mejor. He escogido una ruta que voy a inspeccionar para luego usar en una propuesta para hacer una carrera de larga distancia. Hay un par de opciones para el circuito, pero inicialmente voy a explorar el ciruicto por Corpus Cristi. Ya conocemos bastante del camino y solamente hace falta definir unos tramos que cruzan del Mamoní al Pacora.

Si salimos de Carriazo, llegando a San Miguel, en el Pacora, la ruta sería un circuito perfecto de casi 50 kilómetros (47 kilómetros en el mapa, a grosso modo). Si salimos de La Margarita de Chepo, la ruta sería como un lolipop, un circuito con una línea recta. En este caso la ruta puede ser desde 65 kilómetros hasta 47 kilómetros, dependiendo de cuanto de la recta se recorre. Este recorrido es en su mayoría por caminos de tierra, y solamente se tocaría un tramo pequeño de asfalto en Carriazo y otro en La Margarita.

En el recorrido habrían un par de tramos de 10 kilómetros donde sería difícil dar asistencia, pero donde los corredores encontrarían agua todo el camimo. Estos tramos serían cruzando de Mamoní Arriba a Carriazo, y de Carriazo hasta Corpus Cristi. Lo bueno de la ruta es que permite fácil acceso en cualquier tipo de vehículo para los competidores, y ambas opciones para la partida están cerca de la ciudad de Panamá. Sería ideal buscarle una fecha a finales del verano cuando ya el terreno esté bien seco para que los corredores encuentren el mínimo de lodo en el camino.

Si este año hubo más de 75 corredores en El Valle Trail Race, me pregunto ¿cuantos corredores podrá atraer este recorrido? No puedo decir que la ruta del Mamoní es tan interesante como la ruta de El Valle, pero también es muy atractiva. La mayor parte del recorrido tiene un cuerpo de agua cerca: el Río Mamoní, el Río Corpus Cristi, el Río Pacora, y el Río Indio (otro de tantos que hay en Panamá). Opcionalmente, la ruta se puede variar cambiando el cruce del Mamoní al Pacora para llegar a La Chapa, en lugar de a Carriazo. Esto alargaría la ruta un poco.

Pero, en general, definitivamente que entre los Ríos Mamoní y Pacora hay opciones para hacer carreras de sendero de varias distancias. De hecho, sería más apropiado iniciar con una ruta un poco más corta, como el cicuito de San Miguel, La Chapa, Mamoní Arriba, Carriazo, y de regreso a San Miguel. Voy a medir ese recorrido para ver cuanto sale. Desafortunadamente, ese recorrido tengo que medirlo desde el campo por que no hay mapa de una sección que va desde afuera de Carriazo, a San Miguel y La Chapa. Parte de este recorrido sale claro en Google Earth.

Bueno, iré haciendo mis investigaciones para buscar hacer unas propuestas interesantes. Al menos, será divertido explorar las posibilidades que ofrece el área. Esto me permitirá hacer unos buenos entrenamientos para mis futuros ultra maratones. De paso, hay unas lomas muy interesantes en todos estos recorridos, formadas por las filas que separan un río de otro. Veamos que nos deparan los campos por visitar. ¿Ultra Mamoní o Ultra Pacora?

viernes, 12 de noviembre de 2010

Siguiente Reto - Western States 100

Ahora que ya sé que puedo cubrir la distancia de 100 millas puedo enfocarme en el reto que está al final de todo este esfuerzo: Western States Endurance Run, tal vez la ultra maratón más icónica del género. Definitivamente que esa carrera, la WS100, ha estado en mi mente por muchos años, pero siempre pensé que solamente los atletas más dotados podían correr algo así. Ahora ya sé que este tipo de carrera está al alcance de cualquiera persona que tenga la voluntad y le dedique el debido tiempo a prepararse para el evento. Este 13 de noviembre abren las inscripciones para la lotería del WS100 y tengo la alarma puesta para que no se me pase la fecha (hay bastante tiempo por que cierran 2 semanas más tarde).

Después que termine mi Ironman al final de este mes me dedico a entrenar, o continuar entrenando, para Western States. Si no lograra entrar en la lotería, en la que participaré junto con Luis Carlos Stoute y, espero, Roger, trataremos de convencer al Director de Carrera que nos acepté bajo una clásula que le permite incluir extranjeros automáticamente para darle carácter internacional al evento. Estoy muy entusiasmado al contar con la compañía de Luis Carlos y Roger por qué harán mucho más amena la carrera. Creo que será muy importante fortalecer mucho los muslos para el WS100, que es una carrera con un descenso neto grande. La carrera comienza en altura y la meta queda bastante más abajo: son 18,00' de ascenso y 22,000'.

Por suerte a Lorena le gusta viajar. Así cuento con una excelente ayuda durante la carrera. Ya Lorena ha probado ser crítica para que pueda terminar eventos como el Javelina Jundred. Sería interesante contar con un conejo (pacer) para el final de la carrera, pero no creo que use uno. En Javelina me ayudó muchísimo el haberme encontrado con Lee fortuitamente, que estaba acompañando a su esposa y a Dawn Long.

No me voy a entusiasmar, pero haré todo lo posible para entrenar como si pudiese hacer 23:59 en Western States. Al terminar la carrera en ese tiempo uno recibe una hebilla de plata muy bonita, en lugar de la hebilla de bronce regular. Sería un error correr por encima de lo que puedo mantener durante esa distancia, pero yo creo que las 24 horas están dentro de mi capacidad. Es cuestión de esfuerzo en el entrenamiento, particularmente en prácticas de velocidad para acostumbrarme a correr más rápido al mismo nivel de esfuerzo.

Bueno, mañana, 13 de noviembre abren las inscripciones para la lotería del WS100. La lotería se llevará a cabo el 5 de diciembre. Por ahora, es solamente cuestión de suerte que salga nuestro nombre del sombrero. Voy a registrar a Roger, para tener 3 oportunidades de que salga uno de nosotros. Luego contamos con qué el Director de Carrera incluya a los que queden por fuera en la Lotería. No creo que sea muy difícil que quedemos aceptados. Lo difícil comienza después que estemos en la lista de participantes.

lunes, 8 de noviembre de 2010

TransDarién

Hace varios años que no camino por Darién. Ahora que han vuelto a abrir el aeropuerto de Puerto Obaldía creo que es tiempo de regresar por esos lares. Me encantaría volver a la ruta del TransDarién que hicimos Hernán Araúz y yo hace casi 20 años atrás. Luego la volví a repetir con Lorena, Sarah Simpson y Humberto Altamirano. La ruta tiene todos los ingredientes para ser una ruta clásica, y una distancia ideal que permite desconectarse lo suficiente para poder apreciar el entorno, totalmente ajeno del mundo exterior.

Partimos de Puerto Obaldía, pasamos por Armila, subimos por el Río Pito, cruzamos la división continental hacia el Río Tacartí, y terminamos siguiendo el Río Membrillo hasta Canaán, un caserío Emberá-Wounan. Esta ruta permite atravesar varios días de bosque primario, totalmente alejados del contacto humano (fuera del grupo) y de asentamientos indígenas. El Río Tacartí es amplio, con fondo de piedras, y cristalino en el verano. A partir de Canaán ya se vuelve navegable el Río Membrillo, permitiendo terminar el viaje en un largo viaje en piragua, llegando a Metetí.

Me interesa ver que tan liviano podría ir en un viaje de esta longitud. Esta sería la cuarta vez que recorro ese territorio, y ahora tengo mucha más experiencia en cómo empacar solamente lo esencial para ir super ultra ligero. Con excepción de la comida, puedo usar el mismo equipo, y la ropa, que normalmente llevo para un viaje de fin de semana. Creo que podría hacer todo el recorrido con 25 libras sobre la espalda. Eso sería mucho más cómodo que las 50 libras que solía cargar para un viaje como este. De salida me ahorro la pila de 6 voltios cuadrada que pesaba casi una libra, solita, y la lámpara de cabeza clásica, inmensa.

Ahora iría sin nada de equipo militar: zapatillas en lugar de botas militares, una hamaca Hennessy en lugar de la combinación de hamaca, poncho y mosquitero militar, y ropa de nylon/polyester en lugar de la típica fatiga militar. Yo calculo que me ahorro de 3 a 6 libras con sólo ese cambio de equipo, y otras 5 libras usando una de mis mochilas ultra livianas, como la Golite Jam 2, en lugar de la MountainSmith Firefrost. Lo único que no cambiaría es un machetón, pero si reemplazo la funda de cuero por una funda de PVC hecha en casa.

La pregunta del montón, vale un par de libras: ¿Glock 19?

martes, 2 de noviembre de 2010

Notas de 163 Kilómetros

Una semana después de haber terminado el Javelina Jundred y ya estoy bastante recuperado. El sábado monté un par de horas de bicicleta y ayer corrí en el Hash, moderadamente. Los piés ya están perdiendo la sensibilidad que tenía en las plantas, mis tendones se sienten mejor, y la uña de mi dedo gordo del pié derecho llegó a su color natural: negro. Creo que salí muy bien librado de mi batalla con Javelina Jundred 2010.

Zapatillas: las Inov8 me dieron muy buen servicio hasta los 125 kilómetros. Después los cordones elásticos que les había colocado me estaban lastimando el empeine. Las usaría nuevamente, pero aflojaría los elásticos desde un principio. Los tenía algo apretados por que cuando se mojan las zapatillas necesito la tensión adicional. Preferiría que las Inov8 X-Talon 212 tuviesen la lengüeta cocida para evitar que se le metieran las pequeñas piedras, aún con las polainas puestas. Me parece que se me metieron menos piedras con las Nike Free, sin polainas, que las X-Talon con polainas. Aún así, nunca me quité las X-Talon hasta que me las cambié.

Entrenar sin medias me endureció mucho toda la piel de los pies. Cuando corrí con medias, estás impidieron que me salieran ampollas, sin ponerme lubricante, ni cinta adhesiva. Usé una tira en el talón por prevención por que la piel en esa parte es muy frágil.  Si me salió una vejiga extraña alrededor del cuarto dedo del pie derecho. Posiblemente experimente forrando ese dedo para ver si puedo evitar que se repita en otra carrera de larga duración.

La alimentación resultó crítica después de las 12 horas. Hasta ese momento podía correr Ruta entre estaciones de apoyo sin comer entre medio. Después se volvió necesario ingerir calorías una y dos veces entre medio para mantener mi ritmo. Me tomó un rato darme cuenta de esto, y fue en la quinta vuelta cuando lo pude notar. Una vez que hice la corrección en mi alimentación pude volver a mantener un ritmo adecuado, sin bajones de energía que me restaran fuerzas. En la noche, la sopa de fideos fue un éxito total. Quedé muy bien impresionado de la variedad de comida en las estaciones de apoyo de Javelina Jundred.

Por último, pero muy, muy importante, el control de la fricción entre las piernas y las nalgas es crítico. Yo no me puse nada y salí a correr felizmente -- grave error. ¡Que clase de sollada tan bárbara me he dado! No sé cuanto ayudaría el Glide, o el Hydropel, por que escuché a otros quejarse de lo mismo, y ellos se habían untado Glide. Tal vez, si se hubiesen re-aplicado el lubricante les habría ayudado. Yo me lubriqué al sentir la primera muestra de molestia y me ayudó mucho. La próxima vez parto pre-lubricado. Y también me llevo papel higiénico para prevenir accidentes...

miércoles, 27 de octubre de 2010

Reporte de Javelina Jundred 2010

[caption id="attachment_1307" align="aligncenter" width="640" caption="Spiderman y Luis Carlos en la meta"][/caption]

Luis Carlos Stoute y yo terminamos este domingo 24 de octubre el Javelina Jundred 2010, un ultra maratón de 163 kilómetros, en 28:46:53. Increíblemente, cruzamos juntos la meta. Cada quien hizo su carrera individualmente, pues fue poco lo que corrimos juntos. Pero al final nuestro tiempo fue idéntico. Este es el evento que me ha exigido la mayor determinación para terminarlo: eran seis vueltas cruzando por la meta/partida y era muy fácil retirarse en cualquiera de esas vueltas.

La carrera consistía en seis vueltas de 24.78kms y una vuelta de 14.48kms, un total de 163.16 kilómetros (es difícil hacer que estas cosas salgan exactas). Cada vuelta era en sentido contrario a la anterior, comenzando en el sentido del reloj. LC y yo corrimos juntos gran parte de la primera vuelta, pero en algún momento nos separamos y ya no volvimos a correr juntos hasta el último kilómetro antes de la meta que cruzamos juntos. Mi meta era terminar esta carrera y en cada vuelta me tomaba un buen descanso, acompañado de una Sierra Nevada Pale Ale. LC llegaba al final de cada vuelta, se re-abastecía y partía inmediatamente.

Tal vez, si no hubiese estado confiado de poder terminar esta carrera, hubiese sido más razonable imitar a Luis Carlos y no perder tiempo que después me podría hacer falta al final de la carrera. Pero mi análisis del paso necesario para terminar en 30 horas me llevó a la conclusión de que tenía "todo el tiempo del mundo". Luego la realidad me iba a dar un mazazo, pero aún así terminamos con una hora y sencillo de margen. Mi vuelta más difícil fue la quinta.

La segunda vuelta la di con mi cámara, tomándole fotos a los otros corredores y sus disfraces. Fue muy divertido correr como el "Hombre Araña" toda la carrera, con máscara y todo. Recibí mucha energía de los demás corredores que me decían "good job Spidey!". La gente se preguntaba cuando me iba a quitar el disfraz y correr como gente normal, pero crucé la meta con mi traje de hombre araña. La máscara sí me la quite en la sexta vuelta, pues ya era hora de quitarme los guantes y pelear de verdad con esta carrera. Solamente me quedaban unas 8 horas para completar 39 kilómetros, todo el tiempo del mundo en condiciones normales (pero ya llevaba 124).

La carrera fue todo lo que esperaba de una carrera de esta distancia en el desierto. Partimos en la oscuridad de la madrugada, a las 6am y vimos un amanecer espectacular. Luego el día se fue poniendo caliente, y el sol estaba abrasador. Me tocó hacer algo de control de temperatura pues mi disfraz estaba caliente bajo el sol que brillaba con fuerza. Me había puesto un pañuelo alrededor del cuello y me lo mojaba con agua helada para enfriarme. El traje completo resultó fresco por la gran superficie que tenía para evaporar agua, pero era un trabajo constante. La luna salió en la última hora de luz y me tocó ver el sol ponerse mientras la luna se levantaba.

En la tercera vuelta llegué al campamento principal con luz, a las 4:44pm, pero sabía que pronto se ocultaría el sol. Salí a la cuarta vuelta con mi lámpara en la cabeza por si acaso la necesitaría. Nunca usé mi lámpara pues la luna brillaba en el cielo y habían muy pocas nubes para ocultarla. Mi sombra se veía claramente en el piso, y, además, el Hombre Araña puede ver claramente en la oscuridad. Esa cuarta vuelta sería una de mis más placenteras experiencias: corrí con fuerza ahora que la temperatura había bajado y el entorno se volvía mágico, místico. Estaba feliz de estar gozando de esta experiencia rodeado de toda la fuerza que hay en el desierto, donde la vida araña su existencia en uno de los ambientes más hostiles de este planeta. La vueltas contra reloj resultaron ser las más fáciles pues la subida era muy gradual. Yo aún estaba entero.

Cuando salí de Coyote Camp, a 8.69km de mi próxima vuelta, todavía tenía a LC por delante y no pensé que lo volvería a alcanzar pues me llevaba buena ventaja. Como en todas mis vueltas, iba pasando gente poco a poco. Había escogido salir en la cola del paquete para poder hacer una carrera de menos a más, y por ahora las cosas salían de acuerdo al plan. Cada vez que veía una luz por delante me ponía contento: otro corredor que alcanzarme. Yo iba sin luz y podía ver todo el entorno claramente. Me imaginaba lo oprimente que podría ser correr con una luz en la noche, donde el campo visual se limita a lo que la lámpara puede alumbrar. Cuando me alcancé al corredor que tenía por delante resultó que era LC, venía con los pies adoloridos, un poco lento. Corrí con el un rato mientras conversábamos, pero luego decidí que aprovecharía apretando para poder tomarme otra cerveza mientras el me alcanzaba.

Al final de la cuarta vuelta había pizza en la base. ¡Que delicia un par de pedazos de pizza de chorizo italiano caliente con una Pale Ale! Mientras yo me comía mi deliciosa pizza llegó LC, se abasteció rápidamente y volvió a dejarme atrás. Esto ya era un relajo... Comencé a pensar que podía suceder que me pasara como a la liebre y la tortuga. Pero qué bien se sentía sentarse y relajarse por un rato. Siempre salía recargado de cada parada larga que hacía. No estoy seguro que hubiese podido hacer una carrera como la de Luis Carlos, que realmente estaba descansando muy poco. La mayoría de los corredores seguían un plan como el de Luis Carlos, pasando rápidamente por las estaciones, perdiendo el menor tiempo posible. Aparte de comer, aprovechaba cada vuelta por la base para ir al baño. Era necesario que alguien me ayudara a bajar la cremallera del disfraz de hombre araña. Para mi era imposible llegar al punto intermedio de mi espalda.

En la quinta vuelta me quité el pañuelo que estaba húmedo aún y me estaba dando frío. También dejé mi lámpara pues no quería más molestias en la cabeza. Esta vuelta era la más difícil de las direcciones por que había una subida rocosa y empinada que castigaba un poco los pies. Después de una hora subiendo me pareció que nunca iba a llegar a Coyote Camp, el primer puesto de ayuda en esta dirección. Varias veces traté de correr y me golpeaba los pies con las rocas. Ya me estaba cansando y no estaba levantando los pies suficientes para poder correr loma arriba. Varias veces tropecé y estuve a punto de caer antes de llegar a Coyote Camp. En Coyote Camp hice una para un poco larga mientras tomaba sopa de fideos calientes, ¡qué rica que estaba esa sopa! Ya estaba encontrando que en cada estación habían corredores desertando la carrera, acabados, adoloridos, con el espíritu y el cuerpo partido. Ya era obvio que esta es una carrera difícil...

Salí reconstituido de Coyote Camp hacia Jackass Junction, la próxima estación. A la mitad del camino a Jackass ¡me caí! Por estar mirando el cielo, o algo así, no vi un desnivel en el sendero. Rodé por el piso y sentí un dolor intenso en mi espalda inferior. Cuando me levanté estaba en problemas: no podía correr. La tensión de los músculos tratando de evitar el piso me dejaron todo apretado y cada pisada me producía un dolor intenso en la columna. ¡Peligro Will Robinson! ¡Scottie, sácame de aquí! Mi sentido arácnido estaba produciendo alerta roja. Y ahora, ¡quien podría defenderme! Bueno, hora de sacar del fondo del barril. Podía caminar, solamente me repetía que era hora de ser tenáz, no parar, no parar, no parar. Me tomó lo que pareció una infinidad llegar a Jackass Junction, estaba completamente apagado cuando llegué. Por suerte el personal de ayuda de esta estación era muy animador y me reconstituyeron prontamente.

Nuevamente salí con energías renovadas de la estación de apoyo, pero esta vez no me duraron mucho. Comencé a notar que había un patrón en el bajón de mis fuerzas: ya no podía llegar de una estación a otra con tan solo lo que comía en la estación. Era hora de usar una nueva estrategia alimenticia por que mi cuerpo ya no tenía la capacidad de mantener mi ritmo con sus propias reservas. Por suerte llevaba un Power Gel en mi cinto y lo usé por primera vez. Al poco rato sentí como mi energía volvía a surgir. Ya estaba llegando de vuelta a la base y me encontré con LC y Margaret. Les conté lo que me había pasado, brevemente, y les animé a que apretaran el paso para terminar con tiempo. Pero yo, en ese momento, dudaba que pudiese hacer el tiempo de corte para la carrera.

Al llegar a la base le expliqué a Lorena lo que estaba pasando y le pedí que me diera una masaje en la esplada inferior con árnica. Ya en la vuelta anterior me había untado árnica en la rodilla izquierda, y, junto una par de Panadol, había tenido un efecto positivo. Tenía unas ganas bárbaras de otra cerveza, pero ya estaba muy preocupado con mis posibilidades de terminar. Lorena me animaba, me alentaba, y su confianza me dio fuerza para volver a la batalla. Sin ella hubiese sido imposible que terminara esta carrera. ¡Qué suerte poder contar con su apoyo en estos momentos! Con Lorena Y Margaret en la base, cada vuelta era un parada técnica crucial: nos buscaban comida, nos rellenaban las botellas, y recargaban nuestro ánimo.  Esta era la hora álgida de mi carrera, cuando mis ánimos y mi confianza estaban en el piso. Iba a tener que correr con los vapores del tanque de diesel...

Por suerte la sexta vuelta era en la dirección más gentil, una subida muy gradual hasta la bajada con piedras. Comencé con las piernas de plomo pero, poco a poco, fui aumentando mi ritmo. Pero esta vuelta me deparaba sorpresas: ahora estaba teniendo que parar con frecuencia para orinar. Cada parada era una odisea para quitarme el vestido - primero tenía que quitarme la botellera, luego bajarme la cremallera (que ya estaba dejando a medio camino), quitarme las mangas, y luego hacer lo que tenía que hacer. Entonces, a repetir el proceso en sentido contrario. Por otro lado, ya sentía que la uña del dedo gordo del pie derecho estaba destrozada por una de las rocas que había pateado. Por suerte me había cambiado las zapatillas en esta vuelta - ya las anteriores me estaban apretando mucho, tenía los pies hinchados. Ahora estaba consumiendo Power Gels constantemente para mantener el cuerpo funcionando.

Además de necesitar de alimentación constante, ya era necesario hacer uso de una voluntad férrea para avanzar: el sueño estaba haciendo que tambaleara, como si estuviese borracho. ¡Pero ya llevaba dos vueltas sin pintas! Pensaba: aaah, que buenas que van a estar esas cervezas en la meta. Vi varias estrellas fugaces, pude ver conejos muletos, y escuchar coyotes aullando. Ya pronto estaría saliendo el sol, el alba coloreaba el este de rosado, y se estaba intensificando rápidamente hacia rojo. Le estaba dando la vuelta al reloj, y con la luz que nacía en el este mis energías se iban reponiendo. Escuché a las aves trinar, sentía como despertaba el desierto. Estaba cruzando un umbral, había atravesado la oscuridad y regresaba a la luz, al lado de la fuerza. ¡Si se puede! Estaba contra las cuerdas del tiempo, pero podía pelear, estaba tirando puño y patadas.

Finalmente llegué a Coyote Camp. Ya estaba encontrando a los corredores que estaban en su última vuelta, la vuelta corta. Entre ellos me encontré a un Marine que estaba por retirarse al terminar su tercera vuelta. Habíamos corrido juntos varias vueltas, sentí su tristeza cuando contemplaba parar de correr. Pero, al igual que muchos, sacó fuerzas y perseveró. En Coyote Camp volví a recargar las baterías, recoger alimentos, y continué mi descenso al retorno, y mi última vuelta. Esperaba ver a Luis Carlos y Margaret en cualquier momento. Finalmente los topé a un par de kilómetros del retorno, según LC a 19 minutos de la vuelta. En ese momento yo venía caminando, pero apreté nuevamente con los ánimos que me dieron.

Al llegar a la última vuelta me encontré con Lorena esperándome en el camino. Corrimos juntos de vuelta a la base mientras planeábamos lo que haríamos: otro masaje de árnica, más Panadol, rellenar botellas, y a dejarlo todo en el camino. Tenía tres horas y media para terminar la carrera, los 15 kilómetros que me faltaban. Cada vez que pasaba por la meta sentía el apoyo de todos los espectadores, que alegría. A los niños les encantaba ver al Hombre Araña y chocábamos los puños. Hice paradas para fotos con varios chicos, era espectacular, pero ahora era Peter Parker - ya me había quitado la máscara.

Esta última vuelta sería sobresaliente, iba a correr de verdad. Toda la carrera hasta este momento había sido enfocada en llegar al presente instante, al momento de la verdad. Suena bonito, pero estaba hecho pulpa. Iba caminando y corriendo con un pasito corto. De repente me viene pasando un grupo de tres corredores, una mujer en su última vuelta y dos "pacers" acompañándola, una pareja. El hombre, de mi edad, y con Vibram Five Fingers me pide que los acompañe. Hago el intento y me voy quedando lentamente atrás. Lee no me abandona, se queda conmigo conversando y me anima. Yo le sugiero que regrese con su corredora y no la abandona. Me dice que ellas posiblemente prefieren ir conversando entre ellas. OK, me resigne a la compañía y decidí que le sacaría provecho.

Tuve mucha suerte pues Lee era un corredor excelente y iba a resistir todo lo que enviara. Increíblemente, yo estaba logrando mantenerme con él, y estaba apretando más el paso. Estaba surgiendo, alcanzando gente, incluso a la pareja de Dawn (la corredora) y Jean, su pacer (la esposa de Lee). Lee ha corrido 60 maratones, incluyendo Boston 5 veces. El sol estaba caliente, pero, como era temprano, todavía no me incomodaba. Había una larga fila de corredores por delante, y todos iban cayendo ante el paso que estábamos marcando subiendo la loma hacia Coyote Camp. Lee y yo íbamos conversando cómodamente a un paso de 6:45 el kilómetro (en estos momentos se sentía como si fuera un avión de caza). Y con cada paso estaba más cerca de cumplir con la meta del día, iba a terminar bien, bastante bien al tomarlo todo en cuenta.

Al llegar a Coyote Camp nos pasamos otro grupo de corredores. Rellené todas mis botellas (2 botellas, 1 en la mano y otra en el cinto), tomé un par de Power Gels, me comí otro, un último pedazo de pastel de zapallo, y a cerrar el espectáculo. El retorno era una bajada gradual con excelente superficie de arena compactada. Fuimos apretando en crescendo, mejorando el paso ahora que estábamos en bajada. Ya había soltado los frenos y aprovechaba la gravedad. Había más gente por delante y, poco a poco, los íbamos alcanzando y pasando. Finalmente llegamos a la ruta del camino principal, faltaban unos tres kilómetros y todavía tenía fuerzas.

Al poco rato veo en la distancia a una pareja familiar: eran Luis Carlos y Margaret. ¡Los había alcanzando! Increíble, después de 160 kilómetros íbamos a correr juntos nuevamente, y terminar en equipo. Ya Lee sabía que tenía a mis amigos por delante y, cuando se los señalé, me dijo ¡vamos por ellos! Ya Lee me estaba rociando con agua fría de su botella para ayudarme a manejar el calor. Lee le grito a Luis Carlos que mejor apretara el paso o se quedaba atrás. La voz de Lee sorprendió a LC y Margaret. ¡Qué suerte que tengo! Seguimos juntos, jubilosamente hasta la meta. Un final espectacular después de todo los experimentado. Una vida en una carrera. ¡Wow!

martes, 12 de octubre de 2010

8:15 por Kilómetro

Ese es el paso que me va a llevar a la meta: 8:15 por kilómetro. Si logro mantenerme en movimiento a 8:15 por kilómetro, por 22 horas, puedo terminar el Javelina Jundred en menos de 24 horas, incluyendo los descansos. La respuesta a esa posibilidad solamente me la va a dar la práctica. No tengo idea como voy a estar después de 100 kilómetros.

Los primeros 80 kilómetros solamente son para acercarme a la meta, los próximos 20 son para ganarme una medalla para los flojos, y los próximos 60 kilómetros son los que me separan del objetivo: terminar. No estoy suficientemente preparado para este reto, desafortunadamente. Ahora la meta sí está lejos...

En American River iba a correr un maratón y luego ver cómo llegaba a la meta. Ahora voy a ver cómo cubro un American River, y luego lo vuelvo a repetir. Lo digo y no lo creo, eso es muy lejos, en auto. Es como salir de mi casa, ir a Gorgona corriendo, tomarme una cerveza con mi cuñado y regresar corriendo a la casa, en Panamá. No lo hago en auto, y ahora pretendo hacerlo corriendo. Me patinó la chocolatera, definitivamente.

Todavía estoy a tiempo para cancelar mi boleto de avión y usarlo para algo mejor, una vacación decente, ir a un lugar relajado, con una piscina, al lado del mar, y tomar piñas coladas, margaritas, cheladas, y comer tapas. ¡Qué lío! ¿Quién me mandó? Nadie me obligó, lo he hecho por voluntad propia. ¡Qué bárbaro! Debe haber sido el estrés, seguro. No hay otra explicación.

Voy a pasarme todo el día como el coyote: correteando al correcaminos. En esta ocasión voy a estar en términos amistosos con el correcaminos Luis Carlos Stoute. Si me logro mantener entero y no suelto la cuerda con la que voy a tener atado, puede que termine. Si al caer la noche sigo a su lado, podremos contar con el apoyo de Margaret Von Sanger, quien nos hará de coneja. Y en cada vuelta tengo a Lorena Riba, mi cosita (también es mi esposa), esperando en el cuartel central para darnos apoyo moral y espiritual. No está tan mal la cosa.

martes, 5 de octubre de 2010

Aerodinámica Barata

[caption id="attachment_1291" align="alignleft" width="300" caption="Sin Guantes"]Sin Guantes[/caption]

Hay un excelente artículo en Bicycling sobre el equipo de ciclismo de MIT. Tres cosas sobresalen del artículo: el cuerpo es 75% del arrastre producido en la bicicleta, mucho más que la misma bicicleta, un casco normal produce 4 veces más arrastre que un casco aerodinámico, y, por último, usar guantes produce más arrastre que usar una rueda delantera normal (en lugar de una rueda de perfil alto). Con estos detalles ya he concluido mi estudio para Cozumel 2010.

Voy a comprarme un casco aerodinámico, voy a montar sin guantes (ya lo he estado practicando), y voy a usar un manillar para montar en posición horizontal. Los otros detalles ya son menos importantes, pero voy a tratar de hacer todo lo posible por ser lo más eficiente que pueda para el día de la carrera. El año pasado en Cozumel nos tocó buen clima, pero vi lo duro que puede soplar el viento. Nos tocó viento, pero no tan fuerte como había estado soplando los días anteriores. Hubiese sufrido mucho en la sección de costa expuesta si el viento habría soplado con más vigor. Este año voy preparado para batallar contra el viento.

lunes, 4 de octubre de 2010

Gamboa g21 - Los mejores 21km de Gamboa

[caption id="attachment_1288" align="alignleft" width="200" caption="Lorena y Sandra terminando"]Lorena y Sandra terminando[/caption]

Este domingo corrimos los 21 kilómetros de Gamboa. Sin lugar a dudas que este evento se ha ganado su posición en la historia de esa carrera como la mejor edición a la fecha. La participación fue masiva, tanto de parte de los corredores, como de los espectadores y el personal de apoyo. César Kiamco, como director de la carrera, se merece un premio por su excelente labor. Me alegró ver el regreso a la ruta tradicional de esta carrera, que, cuando la corrí por primera vez, partía de Gamboa.

Lorena corrió la carrera en 3:10 - un logro fantástico. Estoy muy orgulloso por el esfuerzo que ha hecho, y por los resultados que ha conseguido. Ya está más cerca de su meta: correr el maratón de Huntington Beach, el 6 de febrero del 2011. Corrió acompañada de Sandra Mora, quien también corría esa distancia por primera vez. Lorena ya había corrido los 21km de El Valle, pero ella dice que esa era una caminata, no una corrida. Igual, terminar la carrera de 21 kilómetros es una gran progresión.

Por mi parte, comenzando la carrera, después de subir la primera loma después de la meta, pensé que no iba a poder terminar la carrera. Me había lastimado el tendón de la pantorrila derecha el lunes anterior y el dolor regresó inmediatamente inicié la corrida. Fui acomodando mi pisada para ver como podía lidiar con la lesión y poco a poco encontré un ritmo que pude llevar hasta el final. Para mi era importante ver como me iba después del tirón por que si no podía con esta carrera, menos iba a poder con los 160 kilómetros que me esperan en 20 días, en el Javelina Jundred. Al menos me dan un certificado de participación si completo 100km.

El sábado pedaleé 3 horas sin ninguna molestia en la pantorrilla. Voy a mover mi entrenamiento a la bicicleta y así descansar mi tendón. Puedo bajar mis corridas a un par por semana, entrenando mi corazón con natación y bicicleta. ¿Qué más me queda?

Aún con lo anterior, disfruté mucho de esta carrera. Qué agradable es correr, y competir, con tanto amigos en el camino. Fue divertido irme acomodando entre los corredores. Rápidamente quedé muy rezagado entre los corredores por el tiempo que caminé mientras se me acomodaba el dolor de la pantorrilla. Luego pude ir avanzando con cautela, tratando de mejorar mi ritmo sin hacerme más daño. Casi que quedo a medio camino cuando la pierna izquierda se me quería revelar por que estaba haciendo la mayoría del trabajo, cargando a la pierna derecha.

Al final crucé la meta en menos de 1:56:00. No se exactamente en que tiempo terminé por que el número se me corrió y no me tomaron el tiempo correcto. Estoy seguro que hice menos que 1:56 por que ese fue el tiempo de Camilo Amado, a quien me pasé antes de iniciar la bajada hacia la meta. Camilo y yo tuvimos un tete a tete amistoso a través de toda la distancia. Jugamos a la liebre y la tortuga toda la carrera: yo caminaba en los puestos de agua y Camilo de pasaba. Luego me lo alcanzaba y me lo pasaba, solamente para volver a repetirlo un par de kilómetros más tarde.

Cuando pasé bajo las hierbas de bambú me acomodé mi numero de carrera para que se pudiera ver bien. Luego apagué el cerebro para pasarle la sangre a las piernas, y apreté con todo lo que me quedaba. Me medí en la loma para llegar al tope de mi ritmo cardíaco al coronarla. Seguí resoplando en la recta antes del hotel para tratar de bajar mis pulsaciones y mantener el impulso. Como mi motor diesel no tenía muchas revoluciones que desarrollar, pero 3,950rpm pude llegar hasta la meta sin explotar.

Tuve que esperar un buen rato antes de poder tomarme una cerveza de las que tenía en el auto, una caja de Balboas de botella heladas. Vera se había llevado el auto para dar apoyo en el puesto de los Juaneteros y Hashers, a 2 kilómetros de la meta. Mientras me dedique a socializar con el resto de los corredores que iban llegando. Margaret Von Sanger me trajó hielo para la pierna y me ayudó muchísimo. He seguido poniendo hielo en la pierna y se me ha aliviado muchísimo. Ya veré como me me va en Arizona.

viernes, 1 de octubre de 2010

Seis Pulgadas

En algunas cosas seis pulgadas hacen toda la diferencia. En la parte alta del Río Grande hacen la diferencia entre el cielo y la tierra. Fuimos a remar esta sección antes que entrara el verano para despedir el año. Dimas nos visitó de Chiriquí para esta remada. Encontramos que el río estaba al seco, como seis pulgadas menos que la última vez. En primera instancia pensamos que el río no iba a llenar nuestras expectativas, pero al final resultó que tuvimos un día espectacular en el agua.

Lástima que no pude tomar fotos por que me robaron mi cámara y Joaquín tiene días buscando la suya. Esta vez, con la ayuda de Dimas, bajamos todos los chorros que tiene esta sección del río. Bueno, Dimas bajó todo el río. Joaquín y yo caminamos dos de los chorros, pero quedamos con ganas de completar esta sección en algún futuro cercano. De seguro no será hasta el próximo año.

El primer chorro, al que hemos apodado "Susto Barato", casi nos sorprende por que, como nó tenía mucho volumen el río, no se veía el roció que produce ese chorro cuando tiene caudal. Ya casi estaba por pasar el punto sin retorno cuando caí en cuenta que estaba viendo el horizonte del salto. Alerté a Dimas y a Joaquín y remé para atrás con ganas para poder salir del río a investigar la zona de aterrizaje antes de emprender el vuelo que partió mi remo la última vez (la primera vez, y la única vez) que bajamos Susto Barato.
Nota: 
Esta entrada nunca la terminé, pero me pareció apropiado
publicarla por qué acabamos de bajar el Río grande. Y las 6
pulgadas más hicieron toda la diferencia del mundo. Creo
que esta vez el río tenía hasta 12 pulgadas más que la vez
a la que esta entrada hace referencia, que fue en diciembre
del 2009.

lunes, 27 de septiembre de 2010

Chorros del Grande

Susto BaratoEste sábado nos fuimos Dimas Pino, Joaquín Gil del Real y yo a bajar los chorros del Río Grande. Bajamos Susto Barato, Go Left and Die, El Trampolín, y todavía estamos buscando nombre para el último chorro, que, por ahora, llamaré El Empate de Dimas. Bajamos desde Bajo Grande hasta Ojo de Agua. Nos tocó un día excelente, sin mucho sol, y con el río lleno de agua. No podía pedir mejor compañía en el río, seguro de que tenía la espalda cubierta (mientras no me agachara a recoger el jabón).

Nos tomó 3 horas con 40 minutos recorrer el tramo de río que bajamos, bastante cercano a lo que habíamos calculado. A diferencia de las primeras veces, en esta ocasión no perdimos mucho tiempo explorando los varios rápidos que tiene el Río Grande. La primera media hora, antes de Susto Barato, es un buen calentamiento para las tres horas que le siguen. Una vez que se llega a Susto Barato, el río no afloja su nivel de dificultad hasta unos 500 metros antes de la salida, es tiro y tiro. El único que no nado fue Joaquín, Dimas nadó una vez, y yo nadé dos veces. Por tanto, Dimas y yo nos tomamos nuestra primera cerveza en la bota de neopreno de cada uno (bootie bong).

El primer rápido del río, un cañón con curva hacia la izquierda, me dió mi primera emoción matutina: entrando al rápido el chorro de agua en la popa de mi bote me dejó vertical, viendo el cielo, con la espalda en el agua, en "wheelie". Pude balancearme bien y mantener mi cabeza fuera del agua a través del primer rápido. Todavía no le hemos puesto nombre, pero algo se nos ocurrirá cuando sea apropiado. Ese rápido necesita nombrarse.

En la trifurcación que está poco antes del primer chorro nos fuimos por el medio. Con el nivel de agua que había era, definitivamente, la mejor opción. Cuando el canal del medio vuelve a juntarse con el canal izquierdo, hay un buen rápido con varios escalones interesantes. Estábamos bajando con Dimas en la punta y yo cuidando la retaguardia. El león joven al frente y el caballo viejo de último. En realidad era una formación dinámica y cambiamos de posición frecuentemente. Todos estábamos a la expectativa esperando ver la neblina de Susto Barato para no bajarlo sin haberlo revisado antes. Ese chorro no se ve hasta que se le tiene encima, pero su neblina lo delata.

Dimas fue el primero en bajar Susto Barato, escogiendo una buen línea por la extrema izquierda, pegado a la pared de ese lado. Anteriormente lo habíamos bajado por todo el centro (yo) y por una cresta que está justo antes de la ruta que escogió Dimas esta vez. A Joaquín le gusto la ejecución de Dimas y fue a imitarlo, dando un excelente "buf" (boof en inglés) al momento de llegar al labio del chorro y aterrizando con buen ángulo al colchón de abajo. Yo, que bajé de último, decidí no ser rompe-grupo y seguir los pasos de los que me precedieron. Tuve un excelente descenso, con una caída suave y controlada. Finalmente estoy logrando controlar mi remo la momento de iniciar el descenso colocándolo paralelo a mi bote, listo para dar una palada y romper el agua en la caída.

El próximo chorro se llama "Go Left and Die". El nombre está en inglés por que la primera vez íbamos con mi sobrina Alex y ese es su idioma. No nos atrevimos a bajarlo por qué nuestro análisis de la situación nos llevó a concluir que si lo bajábamos mal podíamos sufrir graves consecuencias. En un viaje anterior con Dimas, con un nivel de agua más bajo, vimos cómo Dimas lo bajó sin mayores repercusiones y aprendimos a seguir su línea. En esta ocasión fui yo el que bajó de primero. Seguí una línea tirad lo más a la derecha posible, evitando un colchón de agua que se forma a medio camino cuando parte del chorro se mete en las fauces de un hueco en la pared. El que quede mordido será hecho carne molida. Pero hoy todos pasamos bien, aun que nadie salió con la cabeza fuera del agua al terminar la caída. Yo me fui profundo, quedando totalmente sumergido por unos instantes.

Poco después llegamos al hueco pegajoso que me dio mucho quehacer la primera vez. La segunda vez, con menos agua logré bajarlo sin problemas. Esta vez el hueco se trago a Dimas y lo revolcó un rato antes de dejarlo salir. Joaquín y yo decidimos dejar al ogro que vive en ese hueco tranquilo, pensando que ya Dimas lo había dejado molesto y mejor no lo jodíamos más. Caminamos ese tramo... Poco después de ese hueco vino la primera nadada del día, y fue la mía. Creo que si hubiese esperado un poco más no hubiese nadado. Pero los golpes que recibí abajo del agua suavizaron mi coraje y me aflojé.

Al final del cañón donde nadé vienen una serie de chorros que solamente Dimas había bajado. Esta vez decidimos probar "El Trampolín". Dimas lo bajó primero y yo me animé a seguirlo. Honestamente, me tenía asustado ese chorrito por qué del lado izquierdo hay una raja que no se ve nada amistosa. Pero la preocupación resulta infundada por qué el agua realmente no quiere ir en esa dirección. Igual, entre al último tubo con un ánimo gris y no logré plantar bien mi remo en el labio del chorro. Caí de lado e inmediatamente me volteé. Después de un par de intentos fallidos de regresar a la superficie quedé contra una pared y, con el espíritu estropeado por la primera nadada, volví a tirar mi pollera y nadé por segunda vez.

Mi bote se fue solo por el último chorro y, afortunadamente, quedó atrapado en uno de los bolsillos que se forman en la paila que tiene esa caída. Llegué caminando por un costado a donde estaba mi kayak y solamente pude ver como Dimas llegaba a la base del chorro con la cabeza en el agua. No hubiese querido ser Dimas en ese momento. Inmediatamente vi el remo de Dimas flotando por un lado y, justo después, apareció Dimas fuera de su bote (el segundo en nadar). Joaquín, razonablemente, aventó su bote desde arriba y se tiró al agua detrás del mismo. Básicamente, habíamos sobrevivido la parte más difícil del río. Todavía faltaba un rápido más, pero ya estábamos llegando al final de la diversión.

Nos tomó un rato volver a remontar río abajo por que todos estábamos en una paila sin orillas y no era muy sencillo volver a meterse en nuestro cayucos llenos de agua. Pero, luego de un poco de esfuerzo, todos regresamos al río y nos dirigimos al último rápido. Este último tramo es largo, complicado, y lleno de rocas inmensas que impiden tener una vista de lo que viene adelante. El rápido es un laberinto ciego. Este es el tramo que más hace palpitar mi corazón por que no afloja en intensidad por unos 500 metros. Las decisiones hay irlas tomando sobre la marcha, remando duro para mantenerse alineado en la corriente y fuera de los huecos. Casi me volteo cerca del final por que mi remo se atoró entre unas piedras cuando el ogro abajó del agua lo mordió. Mi remo se estaba quedando en el mismo lugar mientras mi kayak y yo nos alejábamos. Cuando ya pensaba que iba para el agua nuevamente, logré zafar mi remo y seguir adelante.

Después de ese rápido siguen unos jardines de piedras que ya son el glaseado en el pastel. Dimas y yo salimos un poco golpeados, pero muy sonreídos al final del río. Joaquín cuidó su pellejo mejor que nosotros, y también terminó con una gran sonrisa en la cara. Lo mejor de la experiencia es que sigue viva por varios días, como el suave brillo de un foco justo después de apagarlo, como las brazas que quedan después del fuego. Uno revive las imágenes repasando la cinta en cámara lenta: ¿qué fue lo que hice? ¿Cómo puedo hacerlo mejor la próxima vez? ¿¡Cuando podré regresar!?

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domingo, 19 de septiembre de 2010

Tribici

[caption id="attachment_1244" align="alignleft" width="228" caption="Roger en Cozumel 2009"]Roger en Cozumel 2009[/caption]

Después del Panama Canal Triathlon de este año quedé con ganas de poder montar más cómodo y más rápido. Cuando me bajé de la bicicleta estaba casi de último. Se me metió en la cabeza que la razón por la que muchos de los otros me habían ganado era por su flecha, su bicicleta de triatlón. Los demás iban cómodos, recostados en sus barras, apoyados sobre sus codos, aerodinámicos. Yo ya no encontraba como acomodarme sobre mi timón, me dolían las manos y estaba recostado sobre los frenos.

El viernes fui a ver bicicletas de triatlón, pensando en Cozumel y las horas que me va a tomar pedalear 180 kilómetros. Quiero mejorar mi tiempo en la bicicleta: cada kilómetro que mejore en mi promedio por hora me ahorra 15 minutos del tiempo total de la bicicleta. Hasta anuncié en la lista de tripanama @ yahoogroups.com que estoy buscando una montura para triatlón. Estuve viendo cascos de contrareloj para bajar mi resistencia al viento. Me fui a Slowtwitch a leer sobre el posicionamiento en la bicicleta de triatlón para buscar mi tamaño y la geometría que mejor me conviene.

Hoy, en la carrera de La Salle fui a correr 5km con mi hijo Irving y mi esposa Lorena. Me encontré con Eladio, que también iba a correr. Irving, por cierto, quedó en segundo lugar en su categoría. Pero, lo importante, es lo que Eladio me contó: me dijo que estaba muy viejo y muy lento para usar cómodamente una bicicleta de triatlón. Me hablo de su experiencia con su casco de crono en Cozumel el año pasado, sobre como lo quería estrellar contra el piso cuando terminó su bicicleta. También me habló sobre uno de sus Ironman recientes, lleno de lomas, y lo mal que le fue con su bicicleta de triatlón.

Curiosamente, en el proceso de leer (nuevamente) sobre las bicicletas de triatlón, encontré este artículo sobre los beneficios de una bicicleta de triatlón versus una de ruta. Recordé, después de leerlo, por qué es que había comprado una bicicleta de ruta hace poco, y no una bicicleta de triatlón. Volví a la realidad: no eran las flechas que montaban los demás, eran los demás quienes eran mucho más rápidos que yo, en cualquier bicicleta que estuviesen montando. Lo que yo necesito para mejorar el tiempo de mi bicicleteada es montar más bicicleta, montar más bicicleta, y montar más bicicleta.

Ya no quiero una bicicleta de triatlón: quiero montar las bicicletas que tengo. Y quiero montarlas más, y más frecuentemente. Ultimamente he estado corriendo solamente por que mi próxima meta es una corrida de 160km, el Javelina Jundred. Pero justo después viene mi Ironman de Cozumel 2010. Es hora de montar mi bicicleta, bastante. También debo nadar, aunque sea un poco.

Gracias Eladio por devolverme la cordura. ¡Que suerte he tenido! Es más importante invertir mis recursos en el esfuerzo físico de preparación que en el equipo del deporte. El enfoque apropiado está en el trabajo de entrenamiento, no en el hierro que uno usa. Un buen ejemplo es Federico Bravo, que el año pasado montó una bicicleta vieja y oxidada en Cozumel. Cuando se bajó de la bicicleta corrió su maratón en 4 horas y dejo en el polvo a muchos de los que se bajaron de la bicicleta por delante de él.

miércoles, 15 de septiembre de 2010

El Valle y Las Guías

Las GuíasHacía tanto tiempo que no montaba mi montañera que el freno delantero había perdido aceite y me tocó arreglarlo. Por suerte tenía aceite mineral listo para esta reparación. Fui a montar bicicleta con Jorge Patricio y Alana el sábado y el domingo. Fue un fin de semana de pura montañera. ¡Qué bien se sintió estar de vuelta en los senderos con la montañera!

El sábado en la tarde estaba diluviando en El Valle, pero llegando las 4:00pm acampó y nos fuimos a pedalear la vuelta de La Mesa, Berrales y Matahogado. Me sentí como un bulto cuando Alana y Jorge Patricio me dejaron atrás, pero cuando llegué a la primera finca de pollos apenas habían pasado 31 minutos (no estaba tan mal). Después caí en cuenta que Alana trepaba como una cabra -- en todas las subidas nos dió cascarita. Por mi parte me desquité en las bajadas, aun cuando no había honor en eso: Alana no monta montañeras, ni siquiera tiene una.

La parte de arriba de La Mesa estaba muy mojada y pronto quedamos completamente salpicados de lodo. La reparación de mi freno trasero quedó bien, aun que me preocupó la primera vez que toque el freno trasero (el que había reparado) por que se fue muy abajo. Después resultó que con un par de bombeadas quedó listo para el resto del camino. Además, el freno que más me importa es el delantero, que es el que realmente detiene la bicicleta. En los berrales me di cuenta que estaba un poco oxidado en el manejo de mi montañera por que Jorge me dejó atrás con facilidad después del cruce del río. Si, la doble suspensión lo ayudaba, pero sabía que yo podía ir más rápido (y no me atrevía).

Al llegar a la calle de Matahogado me tocó subir la loma en el plato del medio. En cuanto intenté usar mi plato pequeño se me trancaron los pedales cuando la cadena no se soltó del fondo del plato: "chainsuck"! Bueno, igual me había propuesto subir en ese plato para probar mi fuerza. Cambié al chico por que el corazón estaba trepando sus pulsaciones al max, y me estaban dejando atrás. Igual iba a pasar con el plato del medio. Como el plato pequeño tiende a trabarse cuando se ensucia, me parece fantástica la idea de Sram y el sistema XX de solamente usar 2 platos adelante y 10 pasos atrás.

La vuelta de Matahogado estaba excelente, casi se podía subir hasta el filo sin parar. Casi, por que Jorge pudo avanzar bastante. Pero yo llegué más rápido cargando mi bicicleta. La subida la han arreglado bastante por que ahora los autos están llegando a una finca que queda justo en la primera bifurcación del camino. El sendero estaba super montable, y la última bajada hasta el asfalto la hice sin tocar piso. No me pude quedar pegado a la rueda de Jorge, pero bajé bastante rápido por ese terreno ultra técnico. Lástima que el asfalto ya ha acortado la longitud del terreno de montañeras en ese circuito.

domingo, 5 de septiembre de 2010

Palpitaciones en el Mamoní

Este sábado, cuando estábamos iniciando el descenso del Mamoní, le dije a Joaquín que extrañaba los días en que el Río Mamoní hacía que mi corazón palpitara con la emoción del miedo, la anticipación, y la mortificación de lo que podía pasar en el río. Le contaba que era peligroso sentirse cómodo en el río, despreocupado, tomando de hecho los rápidos, sin calcular con precisión el recorrido a través de las piedras. Es en esos momentos de despreocupación que el minuto de descuido puede hacernos daño. Pero estaba equivocado...

A medida que iniciamos el descenso, el Mamoní es fácil al principio y va en crescendo, fui observando que el río tenía mucha agua. El nivel del flujo estaba cerca del máximo normal, el agua estaba turbia, y habían señales de inundaciones recientes. Justo al fondo del primer rápido nos topamos con una nutria. La tuve a menos de 6" del bote. Joaquín la había visto desde lejos y me alerto sobre su presencia. Poco después Joaquín vio un lagarto pequeño hundirse en una piscina, cerca de una piedra donde siempre duermen unos murciélagos de proboscis. El río estaba interesándome desde el principio.

El Mamoní con bastante agua se pone muy divertido. En esta ocasión estaba casi pasándose de agua. Contrario a lo que esperaba, la anticipación de los rápidos que nos esperaban estaba animando mis emociones. El río me estaba cautivando, agudizando mis sentidos. Joaquín estaba reído con las emociones que estaba experimentando, estábamos pasándola bien nada más pensando en lo que estaba por venir río abajo. Teníamos un poco de apuro por que se veía que la lluvia venía con fuerza, que pronto todo iba a estar bajo mucha más agua. Ya abajo se veía que la lluvia estaba cayendo con fuerza. Nuestro paso por el río iba a ser veloz por que el agua estaba corriendo rápido, no habían piscinas largas de agua tranquila.

Pronto resultó obvio que el río estaba algo pasado de agua: muchas piedras y olas estaban ahogadas bajo el nivel del río. El agua empujaba duro, pero las olas para surfear estaban como picos en trenes de olas, muchas de las características del río habían quedado sumergidas. La parte dura iba a ser corta, pero intensa. Con tanta agua solamente el final del río, el cañón del Mamoní iba a estar animado. Pero esa iba a ser suficiente para darnos un día espectacular en el agua. Esos instantes en que el tiempo parece detenerse son los que hacen del descenso de un rápido toda una experiencia para saborear postreramente. El instante pasado en segundos, pero las imágenes quedaban grabadas en la mente, en cámara lenta.

Después de pasar la "Z" el corazón de palpitaba con fuerza, me temblaban los músculos. Estaba al tope de la adrenalina. La Zeta tiene toda la capacidad para causar mucho dolor, hasta daño incluso, más aún cuando tiene fuerza el agua. Los dos, Joaquín y yo pasamos ilesos (como siempre), pero las emociones fueron intensas. Y todavía faltaba la "S", que nos volteó a ambos. Yo, incluso, la bajé de espaldas - entrando al río el primer hueco se quedo con la proa de mi kayak y quedé remando en reversa. Pasé todo el rápido con la cabeza arriba del agua y justo al final una piedra levanto un borde de mi bote exponiendo a una corriente cruzada: ¡zaz! Quedé haciendo inventario de especies marinas en el Río Mamoní.

Antes que pudiera contar el primer pez ya estaba fuera del agua. El esquimo rol es una reacción involuntaria que me devuelve a la superficie inmediatamente. En Mamita vi a Joaquín ejecutar el "backdeck roll" más rápido que he observado. El Mamoní no nos dejó insatisfecho: el río nos dio la emoción que nos motiva a venir una y otra vez. Luego, en la parte tranquila que nos faltaba por remar para llegar de vuelta al auto, repasamos en nuestra mente los cortos e intensos momentos que acabábamos de experimentar. Una tarde perfecta, lluviosa, en el río.

viernes, 3 de septiembre de 2010

Darbaroud 2011

Marathon des SablesEste 8 de septiembre, a las 12:00 gmt voy a estar enviando mi inscripción para el Marathon des Sables #26. Lo más probable es que no pueda ir por que no tengo el patrocinio para poder pagar ese viaje, pero trataré de resolver esto en el tiempo que tengo de límite para pagarlo. De repente puedo reclutar a mi amigo Carlos Rettally y pedirle una clase sobre reclutamiento de patrocinadores.

El año pasado también me inscribí, pero nunca reuní el capital. Este es un tema recurrente para esta carrera. Son €3,500 que hay que pagar para inscribirse. Esto incluye un boleto de Madrid a Marruecos y el agua para la carrera. Todo lo demás, incluyendo llegar a Madrid, queda por incluir en el costo de la carrera. Yo calculó que está razonable para un viaje turístico por el desierto del Sahara.

miércoles, 1 de septiembre de 2010

Club Correcaminos

[caption id="attachment_1179" align="aligncenter" width="464" caption="Corriendo Cerro Cabra"]Cerro Cabra[/caption]

Hace mucho tiempo las carreras de Corredores del Istmo eran eventos muy sencillos. Los corredores se reunían y escogían la junta directiva. Ya existía un calendario preestablecido de carreras que tenían una cierta lógica: las distancias iban en ascenso, en ciclos, hasta llegar al maratón en diciembre. Se corría cada tres semanas, aproximadamente.


Los días de las carreras llegaban los encargados de ese evento: Alan Jones se encargaba siempre del tiempo de la carrera, un par más se encargaban de la hidratación, y, si era algo complicada la carrera, tal vez otros voluntarios también participaban. Todos los corredores teníamos nuestro número vitalicio adquirido cuando participabas en la primera carrera. El mío fue el 900 por más de 15 años. Para las carreras cada quien llegaba con su número puesto. Al finalizar la carrera, si querías, le pagabas 50 centavos a Alan y te imprimían un certificado del tiempo. Era algo sencillo el esquema, pero muy funcional.


Hoy día tenemos un calendario muy nutrido de eventos organizados por diversos clubes. Todos requieren de inscripción por adelantado, cuestan mucho más, y también esperamos más a cambio. Ahora cada evento tiene sus patrocinadores, meta personalizada, vallas de llegada, podio para entrega de trofeos, y hasta dinero en efectivo para los ganadores. Antes, el premio venía al final del año: el honor de acumular más puntos a través de las corridas de todo el año. Solo unos cuantos eventos, como el maratón tenían verdaderos trofeos y más apoyo de entidades, como motos de policía y ambulancias. Verdaderamente que hemos avanzado en la calidad de nuestros eventos deportivos.


Pero yo extraño la sencillez de esos días. Eramos un grupo más unido de corredores, éramos muchos menos, algo como los triatlonistas de hoy. Además, cada vez más, prefiero correr sobre superficies no pavimentadas. Por esto me atrae la noción de que debemos formar un nuevo club, muy sencillo, para organizar un pequeño calendario de carreras de montaña. Debemos formar el Club Correcaminos de Panamá. Podemos organizar varias carreras sencillas, tanto locales como fuera de la ciudad.


Hay muchos senderos cerca de la ciudad por donde correr: Camino de Plantación, Camino del Oleoducto, el camino de las antenas, el camino de Chivo Chivo, senderos del Parque Metropolitano, y Cerro Cabra. En Cerro Cabra podemos organizar una verdadera carrera de montaña: 500 metros de ascenso en 2 kilómetros, brutal - corres hacia arriba, tocas una campana y bajas a toda máquina. Fuera de la ciudad está Pacora, Cerro Azul, Mamoní, Arraiján, Chorrera, Veracruz, Sardinilla, Boquerón. ¡Sobrán lugares!


Ya los ultracorredores (Luis Carlos Stoute, Carlos Rettally, Margaret Von Sanger, Iris Regalado, Lizbeth Ramiréz, George Shoemaker, Fernando Revuelta, y otros) tienen un grupo bien unido. Estoy seguro que hay más que están adquiriendo el gusto por correr fuera de las calles, sin el ruído de los carros, sus olores tóxicos, y el peligro que representan. Los dos eventos de El Valle han probado que la gente está dispuesta a participar en esta clase de eventos, llenando la versión 2009 y la versión 2010 de El Valle Trail Race.


Ahora, con las herramientas de comunicación modernas, el correo electrónico, Facebook y los sitios web, podemos organizarnos para crear un calendario de unas 4 a 6 carreras al año. No todas tienen que ser super producciones como la de El Valle. Varias pueden ser eventos sencillos: una raya en el piso, un cronómetro y una cámara. Si se puede hacer algo más sofisticado, amén, pero no hace falta. Estoy seguro que varios ya tienen sus gavetas llenas de camisetas de tantas carreras en las que han participado. Panamá Hash House Harriers organiza corridas todos los lunes a las 6:00pm, llueve, truene, y/o caigan relámpagos. Además organizan Hash Familiares fuera de la ciudad varias veces al año. No es complicado organizar unas cuantas corridas por los senderos de Panamá.


Como en la película "Campos de Sueños" con Kevin Costner: si lo construyes la gente llegará. Ya tenemos las semillas, solamente hay que plantar y los corredores de montaña nacerán, y llegarán a correr por los senderos que marquemos. ¡Ya lo han hecho!

lunes, 30 de agosto de 2010

Panama Canal Triathlon 2010

Este fin de semana, por tercera vez consecutiva, participé en el Panama Canal Triathlon, un evento clase Ironman 70.3, o un medio Ironman. He quedado impresionado por lo alto del nivel de los triatletas nacionales que cada vez son más, y más rápidos. Como siempre, quede muy en la cola de los que completaron el evento. Pero, a pesar de haber entrenado muy poco, mejore en un minuto mi tiempo total, principalmente por lo rápido de mi transición de la bicicleta a la corrida.

En la nadada hice 3 minutos más que el año pasado, en la bicicleta hice 10 minutos más, y en la corrida hice 10 minutos menos. Claramente, mi mejoría estaba en las transiciones. Hubiese hecho una mejor transición de la nadada a la bicicleta, pero cuando salí de la natación ya habían botado el agua para enjuagarse los piés y perdí tiempo buscando como quitarme la arena de los piés. No había llevado medias, a propósito, y haber pedaleado lleno de arena hubiese sido un martirio.

En la nadada este año quedé sin nadie que me remolcara y me ayudara a hacer más fácil ese recorrido. No pensé en eso cuando me acomodé en la partida y, por estar hacia un costado, no me pude enganchar con nadie. Por primera vez en más de diez años me toco nadar solo, íngrimo, y valerme de mi propio esfuerzo para completar los 1900 metros de natación. ¡Qué error! Hice mi peor tiempo en toda la historia de mis nadadas... Pensé que había salido de último del agua, pero luego me pasaron unos cuantos en la bicicleta y me di cuenta que no era así.

En la bicicleta quedé solo por la mayoría del recorrido, sin nadie por delante que me pudiera alcanzar. No fue hasta la segunda vuelta de Gamboa que me pude pasar a algún otro competidor. De los que me pasaron al salir del agua solamente me volví a pasar a Charles Vick, de los Estados Unidos. Estoy muy lento en la bicicleta. Tengo que regresar a pedalear más frecuentemente si deseo mejorar mi tiempo en Cozumel este año. Me impresionó mucho ver a los ciclistas punteros volando en sus bicicletas especializadas, aerodinámicas, impulsadas por esas máquinas humanas. Yo me mantuve a un ritmo muy cómodo para dejar algo de fuerzas para la corrida.

Cuando llegué a la calzada, ya los ganadores habían cruzado la meta. A mi todavía me faltaban 21 kilómetros por correr. Honestamente, no tenía ganas de recorrer esa distancia bajo el sol abrasador que estaba brillando en el cielo. Pero no quedaba otra, la opción de parar no está en mi programa. Me llené de valor y pensé que al menos este año iba a contar con la excelente hidratación que nos tenían planeados los clubes de triatlón locales. También me animé al saber que me iba a tocar disfrutar de ver a todos los otros competidores compartiendo mi miseria. Además tenía esperanzas de alcanzarme a varios competidores que se iban a desmoronar bajo el peso del calor. Y así fue...

Gocé muchísimo del apoyo de nos brindaron los puntos de abastecimiento de agua. Cada puesto tenía un grupo distinto de amigos: los ultra maratonistas del Coolzone, los triatletas del Total Training Club, los Ironman que estaban al final de la calzada, y de los otros clubes. Las esponjas de agua helada eran una maravilla para controlar la temperatura corporal. También me estaba colocando unos hielos envueltos en una esponja delgada en la parte delantera que me iba chorreando el agua que se iba derritiendo. Las esponjas en la nuca también le robaban fuerza a los rayos del sol. El único inconveniente era correr con las zapatillas encharcadas.

Por primera vez en mi vida un competidor me regañó por hablarle: "no me hables cuando estoy compitiendo" me dijo. La verdad es que fue un grave error de mi parte el no haber tomado en cuenta que muchos de los que estaban en la calzada habían invertido muchas energías para llegar en sus mejores condiciones a ese evento y estaban enfocados en lograr sus mejores resultados. Aún así, responderme le hubiese costado menos palabras, tenía curiosidad por saber cual era el nombre de su padre, que era uno de los compañeros del Colegio Javier con quienes compartía el bus, pero no estaba seguro cual de todos los hermanos era. Bueno, ya lo tendré presente para la próxima y seguiré las reglas de etiqueta apropiada.

La organización de esta carrera estaba más allá de cualquier reproche. Los principales de la Unión de Triatlón de Panamá ya tienen este evento descifrado. La última pieza que faltaba, la hidratación, la colocaron este año. Ahora solamente me toca entrenar para llegar a la meta antes que esté repleta de espectadores viendo la premiación.

¡Qué grande fue llegar a la meta y tener a mi esposa e hijos esperándome! Me fui de una vez al Coolzone para ver a los demás corredores terminar y poder hacer algo de barra. Los que llegamos de último ya quedamos fuera de la fiesta. Estaba viendo las edades de los participantes y este triatlón ha quedado dominado por los jóvenes, a diferencia de otros eventos, incluyendo el mismo Ironman. Ahora podía compartir con mi familia y los amigos del Coolzone y gozar algo de la camaradería que se forma en la meta.

viernes, 27 de agosto de 2010

Contra la Pared

Logo¡Cada vez me pongo más perezoso! Acabo de revisar lo que me falta para el Javelina Jundred en Wolfram Alpha: 1 mes y 26 días. Estoy frito... No tengo idea cómo voy a estar listo en ese tiempo para correr 160km - no comprendo por qué pretendo ser un corredor de largas distancias. Pero ya estoy metida en esta carrera y todo saldrá bien con la compañía de Lorena y Luis Carlos Stoute, que también se ha sumado.

El recorrido va a estar muy agradable por ser en el desierto, y la noche contará con una luna llena para no tener que correr con una linterna. También podré correr con una botella en la mano por que los puestos de ayuda están a 8 kilómetros y yo puedo cubrir esa distancia con las 220z de una botella. Nada más que tengo que dedicarme a correr y caminar hasta cruzar la meta. Voy a poder desconectar mi cerebro por muchas horas...

Lorena va a estar de voluntaria en la estación de ayuda del cuartel central por donde tengo que pasar 6 veces antes de regresar para cruzar finalmente la meta. Esto la mantedrá entretenida y me permitirá verla frecuentemente. Vamos en el plan más básico posible: vamos a acampar al lado del cuartel central y la meta. Como esta carrera es en un parque, esto está permitido. Y como Lorena es voluntaria, hasta la van a alimentar mientras Luis Carlos y yo corremos.

Espero no quedar muy destruido para el Ironman de Cozumel, al que tengo planeado asistir al final de noviembre. Nunca he corrido 160km en un solo evento. Posiblemente nunca he corrido 160km en una sola semana. Esa distancia solamente la he cubierto en bicicleta, y pocas veces. Estoy muy curioso por ver que se siente el tedio de tantas horas en movimiento haciendo lo mismo. Espero poder terminar en menos de 24 horas, pero puede que eso esté difícil.

miércoles, 18 de agosto de 2010

El Valle Ultra

Bueno, ya pasó el ajetreo de El Valle Trail Race 2010. Después de conversar con muchos de los participantes de la sección larga de la carrera, y escuchar la opinión de varios de la distancia de 21km., creo que la ruta fue bien acogida. Habrán quienes no la quieran repetir, quienes estén ansiando por probarla, y los que tienen un clavo que sacarse. Me alegró mucho ver una participación tan buena en esta edición del evento. Pero 45km. no es un maratón, y tampoco la consideramos ultra (por definición, puede llamarse así). En la práctica, la versión de 45km. es tan difícil como cualquier ultra, pero la IAU considera que los ultramaratones arrancan en 50km.

¿Por qué no extender la carrera un tris y volverla una ultra de verdad? En estos momentos en Panamá hay un maratón, varios relevos, distancias intermedias, y falta una verdadera ultramaratón. Opcionalmente, cambiemos el nombre a El Valle Ultra Race y dejemos la distancia como está. He escuchado varias opciones: pegar las 2 vueltas de 21km (2009 y 2010) y hacer un maratón, repetir la ruta, y cambiar la ruta. Todas esas opciones tienen sus puntos a favor.

A mi me gustaría extender la carrera un poco siguiendo la misma ruta y usando una de 2 variantes: seguir de Río Indio Centro hacia Río Indio de Los Chorros y subir por el otro lado, ó, en La India Dormida seguir a Altos de La Estancia y Regresar a La India. La última opción me gusta más por varias razones:

  1. No nos alejamos más, complicando la seguridad y el abastecimiento

  2. Los caminos a Altos de La Estancia son hermosos, están altos y frescos

  3. Son muy accesibles.


También preferiría hacer esta versión de la carrera en el verano para disminuir las probabilidades de lluvia y relámpagos en La India Dormida. Yo estaba en La India este año cuando empezó a tronar y no me sentí muy cómodo. Hubiese visto rayos y habría tomado el camino más corto hacia El Valle. En el verano hay menos lodo, el clima está más fresco, y sopla una agradable brisa del norte. El día es más corto, el sol sale más tarde, y se oculta más temprano, pero, aún así, hay suficiente tiempo para completar unos 50km. No le agregaríamos más de una hora a la carrera si nos extendemos hacia Altos de La Estancia por que el terreno es fácil para correr, con buenos senderos y calle de tosca.

Voy a agregar el tramo de Altos de La Estancia a la ruta de 45km para calcular la distancia adicional. Si me paso mucho de los 50km., existe la opción de cortar la bajada de Río Indio en Jordanal y cruzar a Las Minas por otro sendero, también muy agradable. Lo único es que cruzar al Río Las Minas desde Jordanal agrega una subida y bajada adicional: hay que subir de la Quebrada Jordanal para bajar al Río Indio, y luego subir del Río Indio para bajar al Río Las Minas. Se pasa por un zarzo muy agradable en el Río Indio que compensa por el zarzo de Río Indio Centro.  Luego incluyo más información...

lunes, 16 de agosto de 2010

El Valle Trail Race 2010 - Reporte

¡Sobreviví El Valle Trail Race 2010! Había calculado 7 horas 30 minutos para terminar los 45km y me tomó 8:05. Cuando llegué a la meta solamente quedaban los organizadores, mi esposa Lorena y los Hashers esperándome con una cerveza. Recibí la triste noticia de la muerte de nuestro amigo Joe Parker cuanbo yo iba en la recta final, y cruzar la meta fue una mezcla de júbilo y dolor. Pero estoy seguro que Joe Parker murió como quería, con las zapatillas puestas.

Como yo conocía la ruta íntegra, corrí con pleno conocimiento de todo lo que venía, y también lo hice con un plan bien definido: llegar a la meta. La carrera estaba diseñada para que las bajadas permitieran correr con bastante seguridad y las subidas iban por las partes más difíciles. Si la carrera hubiese sido en el sentido contrario, las subidas hubiesen sido fáciles y las bajadas mucho más difíciles.

Traté de bajar rápido hasta Río Indio Centro, a donde llegué cerca de las 2:30, y de allí hasta el regreso a La Mesa lo tomé con calma, corriendo lo plano y las bajadas, y subiendo cómodamente todas las trepadas. En la bajada hasta Río Indio Centro me fui con Margaret Von Sanger, Víctor Mojica, y otro amigo. Joaquín Gil del Real nos alcanzó poco después de Jordanal.

En Río Indio Centro íbamos de 15º y 16º. En la subida hacia las Tres Cruces nos encontramos con otros dos corredores que no conocíamos. Bajando hacia Boca de Las Minas nos pasamos a esos dos corredores y nos alcanzamos a Luis Carlos Stoute, quien iba reído y bajando con precaución esa resbalosa y rocosa pendiente. En el Río Las Minas llené una de mis botellas de agua. Llevaba dos botellas de agua para que me alcanzaran en las partes difíciles, y en Río Indio Centro solamente rellené una botella.

De Boca de Las Minas hasta La Mesa nos tocaba un ascenso largo y con una pendiente muy difícil. Joaquín y yo entramos en un ritmo que nos traía cerca de nuestro límite cardíaco, y solamente estábamos caminando las subidas. Ambos estábamos rellenando nuestras botellas en cada cruce de río. En el último cruce del Río Las Minas nos encontramos con Carlitos Rettally, George Shoemaker, y Jorge Rodríguez, todos bañándose en el río. En cuanto llegamos decidieron que ya era suficiente el descanso, rellenaron sus botellas con agua del río, y seguimos juntos.

El próximo tramo era un poco complicado por que había que caminar por todo el lecho de una quebrada que daba al Río Las Minas. Los tres, Carlitos, Jorge y George, se fueron quedando atrás lentamente. Cuando salimos de esa quebrada venía el ascenso más empinado de esa sección. George Shoemaker logró alcanzarnos en esa subida que contaba con un buen sendero. Llegando al tercer puesto de agua, cuando ya los autos podían llegar, volvimos a correr. Joquín se nos quedó atrás en ese punto.

En la bajada de La Mesa George me dejó atrás, como era de esperarse. Desde arriba de La Mesa hasta La Piedra Pintada todo el camino era de asfalto y tosca. En el Cool Zone de Pura Voluntada, en la entrada a La India Dormida, me volví a encontrar a George, que estaba saliendo del reabastecimiento. Estaba seguro que no lo volvería a alcanzar...

Lizbeth y el equipo del Coolzone me atendieron con mucho esmero y lograron que algo de energía regresara a mi cuerpo. En ese punto ya me había acabado toda la comida que llevaba para la primera parte de la carrera, y ya estaba hidratado al punto que no podía seguir consumiendo líquidos (aunque la sed me abrasaba). Recogí unos cuantos gels, rellené mis 2 botellas, una con agua y la otra con Gatorade, y seguí mi camino.

La subida de La India Dormida la tuve que tomar con mucha calma para no forzar mucho a mi corazón que ya venía trajinado. Pude ver que todavía quedaban las marcas de cal que había puesto el día anterior, y que muchas de las cintas amarillas seguían en su lugar. La pintura naranja que Daniel Alveo Young había puesto también estaban muy prominentes en el camino. Arriba de La India, cuando había que girar a la izquierda, apenas se veían las marcas de cal, y habían desaparecido unas cintas que estaban colocadas para llamar la atención hacia el giro.

Cuando llegué al lomo de La India Dormida comenzó a llover y tronar. Consideré regresar al Coolzone y retirarme de la carrera, pero eran truenos lo que sonaba. Si hubiese visto relámpagos habría bajado inmediatamente. Con algo de aprehensión continué mi corrida por La India Dormida. Me extraño no poder ver a George en ninguna de las vistas expansivas que permitía el desnivel del lugar. No creí que George me pudiese sacar tanta ventaja en ese terreno.

Sabía que Carlitos me estaría pisando los talones y de vez en cuando miraba hacia atrás para ver cuando aparecería. Efectivamente, llegando al final de La India lo vi desde la punta de una subida cuando el iniciaba su bajada por el otro lado. Le silbé y me respondió claramente que ¿por qué llevaba tanto apuro? Le dije que si quería lo esperaba, pero no me respondió. Apuré mi paso un poco para mantener mi pequeña ventaja.

Logré recorrer toda La India Dormida en hora y media, cerca de lo que había calculado. Pensé que sería capaz de hacerlo en menos tiempo, pero mis pisadas ya no eran tan seguras por el agotamiento y me limité a minimizar las posibilidades de un accidente. Al llegar al final de la bajada ya estaba seguro que terminaría cerca de las 8:00 horas. No había forma de que logrará mejorar mi posición en el evento, pero si me relajaba Carlitos no iba a titubear en bajarme un puesto.

Me dediqué a correr y caminar a lo Jeff Galloway hasta la meta. En la recta final, que es larguísima, pude ver cuando Carlito finalmente apareció dentro de mi campo visual. Ya sería muy difícil que me alcanzara. En ese tramo me encontré con Daniel, el escudero de Luis Carlos, que quería saber cómo volver a encontrarse con Luis Carlos. Le explique como llegar a la bajada de La India. Teresa pasó en su auto y me contó de Joe Parker, se me erizaron los vellos y me embargo la tristeza. Melanie Boyd pasó en un 4wheel y me contó que se había acordado mucho de mi durante su carrera, y de mi madre también. Sibila pasó en su auto y también me alento.

Cuando volví a ver hacia atrás vi que Carlitos estaba mucho más cerca y me venía corriendo con ganas. Hora de trabajar: apreté mi paso hasta cruzar la meta. ¡Que alegría cuando ya pude ver la meta! Nuevas fuerzas acudieron al rescate y crucé la meta con paso firme, escuchando a mi esposa, al Hash y a los espectadores alentándome a terminar. Y justo cuando crucé la meta Jonathan Jones me dió una cerveza helada: ahhh!

lunes, 26 de julio de 2010

El Valle Trail Race 2010

[caption id="attachment_1112" align="alignleft" width="300" caption="El Valle Trail Race Logo"]Logo[/caption]

Ya he recorrido toda la ruta de la carrera de 21kms unas tres veces y puedo decir con seguridad que este recorrido me gusta mucho más que el recorrido del año pasado. Su nivel de dificultad es mayor al del año pasado, pero el recorrido es más fresco, entretenido, y con mejores vistas. Este año hay más asfalto que el año pasado, pero no es gran cosa la diferencia. La variedad del terreno será lo más notorio de esta ruta. Ciertos segmentos de los senderos me han llamado la atención por que le roban mucho tiempo a los que no están acostumbrados al terreno quebrado, y los cruces de quebradas serán cuellos de botella en los 21kms. - si se encuentran con una fila tratando de cruzar por las piedras, sin mojarse, háganse a un lado y crucen por el agua sacando ventaja a cambio de zapatillas mojadas.

Para los que estén compitiendo por podio será muy importante llegar de primeros a los senderos críticos, el de Matahogado a La Mesa, y la subida de La India, o quedarán atrapados en las filas de corredores caminando por cuidado a hacerse un daño, o por llegar al máximo de su ritmo cardíaco. Será difícil rebasar en los senderos estrechos y no quedará otra que marchar al ritmo de los que estén por delante. Espero que la gente esté pilas en las intersecciones o se desviaran por los senderos equivocados, en especial los que se la pasan con la mirada clavada en las zapatillas.

Las dos subidas grandes son las de Los Berrales a La Mesa (20 a 45 minutos) y La India Dormida (20 a 50 minutos). Un cuello de botella será la cerca y el portón rojo en La Mesa. Hay que pasar por un lado de la puerta, o saltarse la puerta. Yo sugiero que los que tengan apuro se salten la puerta. Opcionalmente, podemos cortar el alambre y luego arreglamos la cerca para no atentar contra la propiedad privada. Lo ideal sería que alguien consiga la llave de ese portón...

En el recorrido de ayer estábamos Roger, Tato, Carlitos, Melanie, Berta y yo. Escuché a Tato decir que no iba a poder participar este año en la carrera. Lástima, es posible que Los Valleros nos quedemos sin representante en el podio. Roger se lástimo una pierna y no terminó la corrida, lo que posiblemente nos quite otra posibilidad de quedar en el podio. Durante nuestro recorrido Carlitos me habló de dos partidas, una para los del ultra y otra para los de los 21kms., pero yo preferiría una sola partida: es más vistosa y divertida.

Este fin de semana nos tocó correr con bajareque casi todo el recorrido. Por suerte el camino no estaba muy resbaloso, aún mojado. Las piedras en las gibas de La India son bastante ásperas y proporcionaron buena tracción todo el tiempo. Donde más lodo ha habido siempre es bajando de La Mesa, al llegar a las fincas de pollo. La parte de arriba de La India tiene los senderos de barro bien compactado y casi no se afectan por el agua. No logré completar el recorrido por que varios (todos) tenían que estar temprano en algún otro lugar, todavía sigo buscando tener un mejor aproximado del largo de este circuito.

Terminamos nuestro recorrido en la mitad de La India y bajamos por el sendero más rocoso del cerro. Berta comió piso parejo y Melanie tenía ganas de salir en caballo. Iniciamos el recorrido a las 7:42am y yo estaba de vuelta en Shangri-La a las 11:00am con un six-pack de Balboa. Este fin de semana que viene quiero volver a recorrer la ruta de los 45kms. y poner cintas en los lugares dudosos. Voy a tomar fotos de la bajada a Jordanal y ver como le ha ido con toda el agua que ha caído recientemente.

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