martes, 23 de enero de 2007

American River 50

American River 50 es una carrera de 50 millas (80 kilómetros) que se corre en Sacramento, California, a lo largo del Río American. Es una carrera de resistencia que equivale a correr casi dos maratones seguidos. Después de haber corrido tres maratones he quedado con ganas de probar una distancia más larga. Correr rápido requiere de mucho esfuerzo y prefiero tomarla suave y correr más tiempo. La próxima carrera es este 14 de abril, lo que no me deja mucho tiempo para entrenarme, pero creo que tengo todavía algo del fondo del Maratón de Nueva York, y eso debe contar para algo.


He estado leyendo de como entrenar para una ultra-maratón y no es otra cosa que correr un poco más todos los días, pero no tanto más. Tengo que trabajar algo de velocidad para no tener que correr tantas horas seguidas, y alargar un 20 a 30% la distancia que estoy corriendo actualmente. Los fines de semana hay que meter una corrida larga, y, ocasionalmente, dos corridas largas seguidas. Es bueno hacer algo de entrenamiento cruzado para reforzar los músculos base y crear más fuerza.

martes, 16 de enero de 2007

El Reto del Indio 2007

Cruzando una quebradaEste 13 y 14 de enero hicimos nuestro 3er Reto del Indio. Como siempre, moverse de costa a costa en un fin de semana sin ninguna ayuda de motores resultó una dura prueba. Aún así, todos los que vinieron determinados a completar el recorrido pudieron hacerlo. Al igual que el último Reto, hubo gente que se sumó al grupo para acompañarnos en etapas específicas. Todos quedaron muy satisfechos con la experiencia, y, con una sola excepción, están ya dispuestos a repetir una vez más El Reto del Indio.

El Reto del Indio 2007 contó con la participación de Daniel Brostella, Javier Bru, Marisa Díaz, Juan Carlos Espinosa, Alberto Pons, y yo. Camilo Amado, Rogelio Bennett e Isabelita de Bennett, Andrés Correa, Orlando 'Popo' Bonvini, Juan Carlos de la Guardia y Robert Zauner participaron en algunas etapas de El Reto del Indio. Este año el grupo estuvo más parejo que nunca y varios participantes sacaron mucho provecho de su experiencia previa en El Reto del Indio. Por ejemplo, Daniel este año vino con mucha preparación que lo ayudó a mantener siempre una sonrisa en la cara, y Javier Bru no trajo el colchón de su cama.

El Reto del Indio es 35 kilómetros de bicicleta, 34 kilómetros caminando, y 44 kilómetros remando. Este año caminamos un poco más de la cuenta. En un momento dado el grupo se me adelantó y tomó el camino equivocado en una bifurcación. Al alcanzarlos, como sabía que también podíamos llegar al próximo pueblo por esta ruta alternativa, decidí sequir por el mismo camino. Después de tres horas logramos llegar a Río Indio Centro - nos tomó dos horas más, y tres interminables lomas. En Río Indio Centro nos tocó dejar a Tito, que había venido a participar en la caminata y la remada solamente. No se había preparado para el reto y las lomas le drenaron toda su energía. Tito regresó a El Valle al día siguiente acompañado por un lugareño y su caballo. A las 9:30pm llegamos a Las Claras Arriba, cansados pero contentos.

Pensamos que en la pedaleada se nos iba a quedar Alberto Pons, que venía lívido y sin fuerzas. Beto se recuperó de un resfrío que le dió en los días anteriores al Reto y decidió participar con todo el incoveniente. Al final lo transportamos de El Valle a Río Indio Nacimiento para ver si se recuperaba. Una vez en Río Indio Nacimiento se sintió mejor y continuó con la caminata. Cuando llegamos a los kayaks nadie le iba a decir a Beto que se retirara de El Reto del Indio. Beto se montó en su kayak y remó las 10 horas que nos tomó llegar a Boca de Río Indio en el Caribe. Daniel, su acompañante en el kayak lo alentó por las últimas horas para que no dejará de remar. Al final Beto llegó con lo último que le quedaba de fuerzas al Caribe. A las 8:38pm llegamos a Boca de Río Indio, 10:20 después de empujarnos de la orilla en Tres Hermanas.

Nos tocó esperar dos horas más para que llegaran Andrés y Popo. Ellos venían unos pocos minutos después que nosotros, pero cuando oscureció se desorientaron. Como no habían llevado linternas decidieron buscar alguien que les vendiera una. Por supuesto que no es fácil comprar una linterna en el Río Indio. Su nueva misión les tomó un buen rato para completarla. Pero al final llegaron sonreídos a la meta, motivados para el próximo año completar El Reto del Indio en su totalidad.

Este año, durante la caminata, vimos muchos derrumbes grandes que se dieron a causa de las fuertes lluvias que hubo al final del año 2006. Pero el camino estaba más seco este año que el año anterior. El efecto de las lluvias fue notorio especialmente en el Río Indio: por 30 kilómetros la mayoría de los árboles a orillas del río estaban caídos. En un lugar pudimos ver un tronco grande trepado en las ramas de otro árbol ¡a 10 métros sobre el nivel del río! Frecuentemente nos tocó bajarnos de los botes para cargarlos sobre los troncos que nos impedían bajar libremente por el río. También nos volteamos muchas veces cuando la corriente nos arrastró contra los bordes del río, donde nos atraparon las ramas, o las raíces, de los árboles derrumbados por la fuerza del agua.

Con todo y que la remada la consideramos la parte menos difícil de El Reto del Indio, 10 horas sentado, remando un kayak, son duras para el cuerpo. Javier y yo, que remamos juntos, ya no sabíamos como acomodarnos en el asiento para mitigar un poco el dolor que teníamos en las nalgas. Estoy considerando mover el punto de transición de la remada al mismo lugar donde lo hicimos en el 2005 para volver a bajar la remada a ocho horas. ¡Diez a doce horas remando es demasiado tiempo remando! Cuando estaba llegando el ocaso las garzas se veían como sábanas blancas volando en el viento. Las bandadas venían volando río arriba y al sorprenderse con nuestra presencia hacían giros al unísono, elevándose y saliendo del cauce del río para evitar nuestra proximidad.

El Reto del Indio 2008 será en enero 12 y 13 del próximo año. Ya pronto voy preparando las listas de recomendaciones editadas con la experiencia adquirida de esta iteración de nuestro cruce de oceáno a oceáno. Es importante anotar estas cosas para no repetir los errores cometidos este año. Al final todos llegamos sanos y salvos, hay quienes perderán una uña, otro tiene una rodilla que le recordará de el viaje por una semana o más, Marisa ya está buscando un nuevo par de zapatillas (sus Nike perdieron la suela en el primer kilómetro, primero la zapatilla izquierda, y después la derecha) y yo ya estoy pensando la próxima aventura.