martes, 27 de noviembre de 2012

Volcán Barú

Este fin de semana subimos el Volcán Barú por el lado de Volcán y bajamos inmediatamente por el lado de Boquete. Aprovechamos el fin de semana largo para mezclar una subida relámpago con un campamento familiar en la falda del volcán. Nunca pensé que iba a estar tan mojada la subida en esta época del año, pero por suerte iba bien preparado para el frío (aún así, se me quedaron los guantes y los sobre-pantalones impermeables). El clima estuvo hostil arriba de los 2,500m, especialmente cuando salimos del bosque y entramos al páramo de montaña donde el viento nos estaba robando todo el calor del cuerpo ayudado por la lluvia.


El sábado nos encontramos todos en El Oasis, un restaurante que está por abrir dentro del Parque Nacional Volcán Barú, y armamos nuestro campamento entre los árboles. Por suerte el rancho del local nos permitió gozar la "acampada" porque de otra forma hubiésemos estado miserables bajo la lluvia que no paró hasta el lunes en la mañana. A nosotros no nos tocó tan fuerte (la lluvia) como en las provincias de Panamá y Colón, la pasamos entre un mojareque y un bajareque dentro de las nubes. El año pasado cuando hicimos este mismo campamento estaban apenas construyendo el rancho y no tenía idea cómo iba a quedar cuando terminado: hicieron unas excelentes instalaciones.


El domingo partimos temprano desde el campamento hacia Volcán haciendo el cruce por Potrerillos. A las 9:00am estábamos ya partiendo hacia la cima del volcán: éramos Iñaki Lassa, Roger Bennett y yo. Iñaki había sido el gestor de la subida y yo modifiqué el itinerario para hacer el viaje familiar. Esta era la primera vez que subía al Volcán Barú por el sendero de Volcán. He debido hacer este recorrido hace muchos años antes, el recorrido es espectacular, aún bajo la lluvia.


Fue interesante observar cómo cada uno se había preparado para la subida: Iñaki llevaba botas de montaña, pantalón largo y un abrigo impermeable muy caliente, Roger iba con un Camelbak con agua, un corta-viento liviano, pantalones de correr y zapatillas (por suerte lo convencí de que metiera un abrigo de vellón para que tuviese una tercera capa) y yo iba similar a Roger con un lycra capri, zapatillas, gorra de lana, y tres capas para arriba, incluyendo cuellera y bufanda. A todos se nos quedaron los guantes. Obviamente ninguno pensó que iba a estar muy frío arriba del volcán, y sabíamos que podíamos bajar de una vez.


¡Me encantó el recorrido! En cuanto nos alejamos del auto nos metimos en un bosque y empezamos a trepar. Esperaba encontrar mucho más basura de la que vimos, pero la basura estaba principalmente en los lugares donde la gente suele acampar. Aún no comprendo porque tantos de mis compatriotas son tan cochinos y perezosos que no pueden cargar de vuelta todo lo que llevan a la montaña. Caminar sin dejar huellas debe ser un lema de todos los montañistas y senderistas. ANAM también es inútil en este sentido porque no cuida el parque en ningún sentido de la palabra. En teoría cobran por la entrada al parque, en la práctica no hay nadie cobrando. Igualmente, en teoría deberían cuidar los parques nacionales, en la práctica no hacen nada.


El sendero estaba ligeramente marcado. Por mi cuenta no creo que hubiese llegado. Afortunadamente teníamos a Iñaki de guía que ha subido el volcán muchísimas veces y, además, llevaba la pista en su GPS. A pesar de que yo también tengo la pista del recorrido de subida, no me preocupé por cargarla en mi Suunto Ambit. Yo pensé que sería fácil discernir el camino correcto, pero en la práctica pude ver que hay una red de senderos por la cual es fácil perderse. En un momento dado durante el cual yo iba adelante tomamos a la derecha siguiendo el sendero más claramente marcado. De repente Iñaki dijo que estábamos fuera de ruta y en ese punto había una marca, y un trillo, que indicaba que había que tomar a la izquierda para volver al filo.


Terminamos haciendo un atajo larguísimo para regresar de vuelta al sendero oficial. Era obvio que una gran cantidad de personas habían hecho lo mismo porque nosotros estábamos siguiendo una pica muy obvia en dirección de regreso al sendero. Pero nos tocó un descenso larguísimo en el que íbamos colgando de rama en rama montaña abajo. Esa sección avanzamos muy lentamente porque nadie, principalmente yo, quería resbalar y tomar velocidad ladera abajo. Si acaso avanzamos un kilómetro en una hora mientras regresábamos al sendero. Iñaki dijo que nos habíamos saltado una sección donde se caminaba por un risco al borde de un precipicio. Concluimos que habíamos tomado el atajo que usan los que sufren de vértigo.


Cuando salimos del bosque para iniciar el último ataque al volcán nos encontramos con un grupo que venían bajando. Nos dijeron que arriba del volcán hacía mucho viento y que la temperatura estaba en 2°C. Pronto nos pusimos toda la ropa caliente que llevábamos dentro de la mochila y aún así teníamos frío. Ya cuando se veía el borde del cráter yo estaba perdiendo la sensación en mis pies y estaba encontrando difícil sentir el suelo. Las manos las tenía heladas. Por suerte mi tronco estaba suficientemente caliente para mantenerme cómodo, pero no podíamos dejar de movernos sin enfriarnos inmediatamente. Cualquier accidente en esos momentos hubiese sido muy peligroso bajo las condiciones que enfrentábamos.


Cuando llegamos a la cima fuimos directamente al refugio de los policías en las antenas. A duras penas pude ver la cruz entre las nubes, pero no paramos a tomar ni una sola foto. Inclusive dentro del refugio conversando con los dos guardias que cuidan del lugar estaba comenzando a temblar. Habíamos subido en 5:23 y a las 2:30pm iniciamos el descenso antes que la hipotermia nos deshabilitara. La calle de acceso al volcán estaba en muy mal estado en algunos lugares y hubiese sido imposible subir al volcán en nuestros autos, tal como habíamos hecho a principios del año pasado.


A las 5:00pm estábamos de regreso en nuestro campamento. Hicimos todo el recorrido en ocho horas, de las cuales estuvimos mojados unas cinco horas. He quedado con ganas de regresar en el verano para poder disfrutar más del recorrido, particularmente de las vistas que nos perdimos por estar dentro de las nubes la mayor parte del tiempo. Entre las notas importantes: bajo las condiciones en que hicimos el recorrido era de rigor llevar guantes, tener una manta espacial en la mochila, y llevar pantalones impermeables (además de la chaqueta impermeable).

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domingo, 11 de noviembre de 2012

Fondo en Río Indio

Ayer me fui con Iñaki a correr un fondo en Río Indio. Cuando sonó mi teléfono a las 6:00am no tenía idea donde estaba, apenas pensaba que había cerrado mis ojos a las 2:00am cuando regresé del re-matrimonio de hermana con Rolando 2.01 (nuevo y mejorado). Me levanté apurado, me puse un pantalón para correr, tomé mis zapatillas y salí de la casa rumbo a San Miguel de Pacora a correr unos 32km como fondo para el Maratón de Panamá en diciembre.


Este fondo es uno de mis favoritos cerca de la ciudad de Panamá. Me gusta más que Pipeline y Plantation porque siempre tengo un río cerca para refrescarme y tomar agua. Además, como el camino va cerca del río siempre, la inclinación del camino es muy gentil todo el tiempo. De ida es una subida bastante constante, y el regreso entonces es una leve bajada (que ayuda a cerrar bien, en menos tiempo que la primera mitad). Por último, y muy importante, terminamos de vuelta ne La Taberna del Río para una buena re-hidratación.


Esta ruta ya la he recorrido con muchos de mis amigos corredores, incluyendo el equipo de Miwok, los del Tahoe Trail, y Fondito™. Hasta ahora todos han tenido buenos comentarios de este recorrido. Iñaki también quedó contento con este camino y ya estamos haciendo planes para regresar en el verano con los niños para un paseo familiar. Ahora mismo los autos no puede llegar hasta el final porque hubo en derrumbe en una de las subidas del camino por el exceso de lluvia reciente. A nosotros nos tocó un día excelente y el río estaba cristalino y fresco.


Yo llegué sin problemas hasta el punto de retorno, marcado por el kilómetro 16 del reloj Garmin que llevaba Iñaki. De regreso ya fui sintiendo que el calor me estaba desgastando. También me estaba quedando sin energía porque no me llevé nada de comer y en mi cinturón de correr solamente quedaban paquetes vacíos de geles que usé en El Valle Trail Race. Por suerte me llevé un frasco de 5oz de miel pura que fue lo que me dio suficiente combustible para poder llegar de regreso a San Miguel. También me ayudó una cerveza que me tomé en Río Indio mientras esperaba que Iñaki se sacara arena de las medias.


No se como Iñaki pudo correr como si nada estuviese pasando. Cuando regresamos a San Miguel Iñaki tenía baja cada arco un parche en carne viva del tamaño de una moneda de 25¢. A él le pasa lo mismo que a mi con las Salomon durante los fondos largos: el arco de las zapatillas es muy pronunciado y comienza a causar fricción cuando el arco se deprime por cansancio. Por suerte las Salomon Sense tienen poco arco y esto no me pasa con esas zapatillas, pero si me pasa con las Salomon XA Pro, y a Iñaki le paso con sus Mission. Yo me hubiese dado la vuelta en cuanto hubiese sentido los primeros indicios de esas ampollas, pero Iñaki continuó toda la distancia sin una queja. ¡Bárbaro!


Mi conclusión de este fondo es que a duras penas voy a poder correr el maratón en 4 horas. Creo que me he vuelto muy lento con todos estos fondo largos y pausados. Puedo correr rápido por tramos cortos, pero necesitaría practicar intervalos intensos y hacer corridas de tempo para poder entrenar mi corazón a soportar la intensidad de correr a 5min/km a un ritmo sostenido, especialmente en el calor de Panamá. Me quedan unos 20 días para hacer este cambio en mi corazón y bajar mis palpitaciones en descanso a cerca de 40 latidos por minuto. No creo que pueda lograr este cambio en tan poco tiempo, pero tengo ganas de hacer el esfuerzo.


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jueves, 8 de noviembre de 2012

Nikon AW100 - Reporte

Desde el 3 de mayo del 2012 hasta ahora, 8 de noviembre del 2012, he tomado 2555 fotos con mi Nikon AW100. Entre las fotos y los vídeos he generado 15gb de data, he grabado mis recorridos con su gps incorporado, y estoy muy satisfecho con su funcionamiento (me encantan sus fotos panorámicas). Dicho lo anterior, extraño mis viejas Olympus Tough y estoy considerando regresar a la nueva cámara de esa línea.


Principalmente estoy insatisfecho porque cada vez que llevo un buen rato tomando fotos se me empaña el lente de la cámara y tengo que esperar hasta que este efecto pase. No tengo idea cómo le puede haber entrado humedad a la cámara (nunca se me ha caído y siempre la he tratado con buen juicio). La cámara es rápida, la batería tiene una duración aceptable (no es excepcional), y es fácil de usar. Las fotos son de excelente calidad, indudablemente (cuando no está empañado el lente).


Otro detalle que me gustaba de las Olympus es que podía cargar la batería en la cámara. Con la Nikon AW100 siempre tengo que llevar el cargador para cargar las baterías fuera de la cámara. El cargador llena una pila en un par de horas, que es rápido, y tengo pilas extras. Pero era conveniente poder cargar solamente un cable usb y cargar la cámara con cualquier cargador usb, inclusive con la misma computadora, una laptop, por ejemplo.


Finalmente, la nueva Olympus TG-1 tiene una apertura de f2.0 que permite tomar excelentes fotos con poca luz. En este sentido la Nikon también es buena y tiene un buen estabilizador de imagen, pero su apertura máxima es de f3.9 y me salen muchas fotos movidas cuando hay poca luz. Y yo frecuentemente ando donde hay poca luz, como debajo de los árboles en el bosque profundo, a tempranas horas.


Conclusión: la AW100 es buena cámara, pero quiero una mejor, que no se empañe. No la puedo regresar porque la cámara no esta dañada, y eso me molesta porque pierdo buenas oportunidades para tomar fotos mientras está con la humedad condensada adentro. 

miércoles, 7 de noviembre de 2012

Caminando Con Hijos

Este fin de semana me fui a caminar con mis hijos Irving y Laura, y mi sobrino Juan Diego. Adrian Benedetti y su esposa Cristina, con su labrador Lucy,  nos acompañaron por unas horas y luego regresaron. El plan era simple: ir a dormir a unas rocas que hay detrás de la India Dormida, como a unos 5km de nuestra casa. La idea era dormir debajo de la roca más grande que hace una buena cueva. Por si acaso llevaba hamacas para dormir si nos llovía mucho.


En algún momento después que Adrian y Cristina se regresaron, ya en la parte de atrás de La India Dormida, debo haber girado mal en alguna de tantas divisiones de caminos que encontrábamos. Sabía que estaba fuera de la ruta pero pensaba que iba a poder empatar los caminos para llegar a la roca que tenía en mente para dormir. Estaba equivocado, el camino que seguíamos se nos cerró. Encima, esta lloviendo a cántaros. Por suerte los niños estaban felices con la aventura abriendo camino a través de la paja.


Eventualmente encontramos un camino que bajaba por un filo y que podía ver que eventualmente nos llevaría a una unión de dos ríos. Ya se estaba oscureciendo y los niños se preguntaban que pasaría si se iba la luz. Yo les dije que teníamos linternas y con eso podríamos seguir el camino sin problema. Irving estaba algo preocupado de que este camino también se fuera a cerrar. De mis dos hijos, Irving es el que se preocupa por todo.  Laura va por la vida gozando el momento. Después de una rato, ya de noche, mojados y con frío, la realidad de la situación fue cayendo sobre los chiquitos.


En cuanto Laura decidió que tenía sueño y hambre, acuerpada por Juan Diego, estaba claro que era hora de parar. Por suerte en ese momento ya estábamos en una quebrada y buscando un buen lugar donde pasar la noche. Encontramos un lugarcito apropiado entre dos quebradas, con agua a ambos lados y troncos para colgar las hamacas. Mientras los niños se ponían ropa seca yo colgaba las hamacas. Inmediatamente les calenté su cena (llevaba los restos de una paella que había cocinado al medio día). Todos apagaron sus luces en cuanto se metieron en su hamaca y quedaron rendidos.


Al despertar iniciamos el desayuno: cereal y chili con carne y arroz moro. Era un desayuno algo ecléctico, pero a todos nos iba a dejar nutridos para el regreso a casa. A las 9:00am iniciamos nuestro regreso siguiendo la quebrada que teníamos a un lado hacia arriba ya que tenía un buen camino. Eventualmente iniciamos un ascenso largo y me tocó ayudar a los dos más pequeños, Laura y Juan Diego, con sus mochilas. Por suerte todos íbamos super ultra livianos y ya yo había usado toda la comida que había cargado. Cuando llegamos a coronar nuestro ascenso pudimos tener una vista clara de la parte de atrás de La India Dormida y pudimos orientarnos bien.


Eventualmente logramos encontrar una buena bajada al río (Quebrada Nisperal) que sube hacia la cabeza de La India. Al llegar al río los niños se dieron un buen baño y quedaron con nuevos, con las pilas cargadas. En la bajada todos cargaron sus mochilas, pero ahora en la subida de regreso a La India tuve que volver a ayudarlos. Les encantó la subida porque se sentían seguros siguiendo el camino de piedra que les permitía pisar con seguridad y confiar que íbamos en buena dirección. Ya habían tenido suficiente aventura por un fin de semana.


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jueves, 1 de noviembre de 2012

Buscando Que Correr

Apenas han pasado unos días después de El Valle Trail Race y ya siento que necesito un nuevo destino. Creo que me toca volver a correr el Maratón de Panamá porque tengo un par de años de no correrlo. Posiblemente en un mes pueda sacarle algo de velocidad a estas piernas viejas, hacer más productivo mi corazón, y llevar mis pulsaciones cerca de los 40lpm con un poco de intervalos durante estas próximas cuatro semanas. Ya tengo todo el fondo del mundo acumulado: 42km en San Francisco (10/14/2012), 42 vueltas en Fanlyc — 126km (10/21/2012) y El Valle Trail Race 50km (10/28/2012).


Pero, además, quiero al menos una meta a largo plazo para poder ir trabajando en esa dirección desde ahora. Carlitos Rettally me está animando para un IronMan Cozumel. Después de leer "A Life Without Limits", de Chrissie Wellington, puedo animarme a hacer ese triatlón por tercera vez. Además tengo fijo regresar a Miwok 100km en el 2013, estoy esperando los resultados de la rifa para Hardrock 100m, y me encantaría ir a Gran Canarias (pero no puedo hacer tanto).


Desde hace meses quiero arreglar mi montañera y no logró sacar el ánimo para hacerlo. He regresado a la simplicidad de amarrarme mis zapatillas y salir a correr por el campo. Antes solamente la bicicleta me llevaba tan lejos, pero ahora puedo hacerlo corriendo fácilmente. ¡Pero quiero volver a montar! ¡Y a remar! Iñaki y Daniel desean convencerme de retomar El Reto del Indio. Así podría mezclar todo en un solo evento y estaría casi obligado a arreglar la bicicleta y volver a pedalear.


¿Y yo que quiero? ¡El Darbaroud! Pero no tengo el dinero y ya se me está pasando la oportunidad para hacer el pago para el 2013. Además tengo La Misión en diciembre, pero no creo que vaya a ir. Estoy listo, tengo el equipo, y boleto disponible. Pero no tengo el tiempo libre. Por eso es que tengo que planear con tiempo cual evento es el más importante para asegurarme que tenga todos mis recursos disponibles, que los planetas estén alineados, y los ánimos estén de buen humor. Mientras más tiempo tenga para coordinar mi enfoque, mejores posibilidades tengo de lograr mi cometido.


Lo más importante ahora mismo es no ceder ni un pie del avance que he logrado. Cada vez me cuesta más volver a entrenarme y recuperar las fuerzas perdidas. De ahora en adelante tengo que estar constantemente involucrado para quedarme como estoy: tengo que "mantenerme corriendo a toda velocidad para mantener mi lugar" (Alicia en el País de Las Maravillas).