domingo, 9 de agosto de 2009

Reporte del Maratón

Ya descansé de mi maratón de esta mañana. Corrí los 42.195 kilómetros del Maratón de Panamá en 3:33:13 segundos. Estaba buscando hacer 3:30 minutos, pero no tengo ninguna queja del tiempo que logré. Ha sido el mejor tiempo que he logrado en un maratón y es muy meritorio haber logrado ese tiempo en el Maratón de Panamá, que es un maratón muy difícil por lo alto de la temperatura. Por suerte este año iniciamos más temprano que en otros años, partiendo poco después de las 5:00am.

La primera mitad del maratón la corrí un poco más rápido de lo que tenía planeado, cruzando los primeros 21 kilómetros en 1:42. Mi intención era correr el maratón a un paso constante. Si hubiese logrado seguir mi plan, debí haber cruzado la mitad de la carrera en 1:45. Pero por más que traté de mantenerme a un paso de 4:55 minutos por kilómetro, frecuentemente mi gps me estaba marcando 4:40 por kilómetro. No estoy seguro que me hubiese ido mejor de haber corrido una carrera distinta apegándome a mi plan. La segunda mitad nos tocó con un sol bastante caliente. El cielo estaba completamente despejado y el calor pronto fue haciendo que mi paso se subiera por encima de los 5:00 minutos por kilómetro. Por suerte encontré bastante sombra por el area de Balboa, pero no suficiente.

Cuando venía de vuelta estaba luchando por mantener mi paso con un 5 por delante de los segundos. Ya después de pasar los 30 kilómetros pasé por una verdadera batalla de voluntadad para mantener el esfuerzo de seguir a una marcha que estuviera cerca de 5:00 por kilómetro. Ya no estaba tomándome el agua, me la estaba hechando encima para mantener mi temperatura corporal baja. Por suerte este año la hidratación estaba mejor que nunca y, de hecho, pasaba muchos puntos de hidratación de largo por que ya me había dado cuenta que habían cantidades de puestos de hidratación a lo largo de la ruta. El único lugar donde la hidratación estaba escasa era en el viaducto de Punta Paitilla a Costa del Este, y esto era por falta de espacio. El Club Corredores del Istmo se merece aplausos por haber realizado tan excelente trabajo de apoyo a los corredores.

Cuando regresé a la cinta costera ya estaba dentro de una carrera que podía manejar. Las pantorrillas se me estaban apretando pero ya podía sentir la felicidad de entrar dentro de 3:3x al final de la carrera. También ya sabía que la miseria de los últimos kilómetros del maratón estaba llegando a su fin. Logré encontrar recursos para ir apretando el paso poco a poco. Ya comenzaba a sentir el cosquilleo que produce entrar a un ritmo donde la lactosa se va acumulando en las piernas y la respiración se torna laboriosa. Hasta ese momento había estado cómodo con la respiración por más de 35 kilómetros. Cuando llegué a Punta Paitilla ya estaba seguro que entraría en un buen tiempo. Traté de apretar todo lo que podía y aceleré hasta un paso de 4:20 por kilómetro. Venía resoplando como un caballo de cuarto de milla. El esfuerzo lo pude mantener hasta el paso elevado justo antes de Multiplaza. Para ese momento ya se había pasado los 3:30 y no tenía motivación para seguir maltratándome. Bajé mi paso a 4:40 y entré por la meta en mi mejor tiempo.

Como notas posteriores, viendo los resultados de mi Garmin 301, logré seguir mi plan mucho mejor de lo que había pensado, hasta que el sol me calentó. El primer cuarto lo corrí a 4:52 de promedio, el segundo a 4:55 (clavado en mi objetivo), el tercero a 5:01 de promedio, y el último cuarto a 6:00 minutos por kilómetro de promedio. Me estaba descosiendo rápidamente y luchando por mantenerme entero. Alguién había pisado el hilo que me mantenía todo entero y mientras más corría, menos hilo quedaba para mantenerme en una pieza. Increible lo que hace la tecnología moderna...

Cuando llegué a la meta, lo primero que quería era una cerveza. Yo sabía que el Hash estaba lleno de cervezas, pero todos estaban apoyando a los 5 equipos del Hash que estaban corriendo en los relevos. Me tomó 1 hora llegar a mi primera cerveza. Y después de esa primera cerveza, las neveras fueron llegando en estampida. Definitivamente que éramos el grupo que mejor la estábamos pasando en la meta. Los triatletas llegaron, se estiraron y se fueron a montar bicicleta. ¡Que dedicación! Nosotros nos dedicamos a joder la paciencia hasta que se acabaron las cervezas. En ese momento yo me fui para mi casa con mi mujer y mis hijos, pero la mayoría del Hash se fue a sequir la parranda en una piscina llena de cerveza fría. Ya mis energías no daban para tanto.

sábado, 8 de agosto de 2009

Maratón de Panamá

Listo para el maratón de Panamá que corró mañana. Acabo de comerme un plato inmenso de pasta con ajo y aceite de oliva. Estoy terminando mi copa de vino y me voy a dormir. Mi meta es llegar antes de 3:30 a la meta. Es un objetivo difícil, pero posible. En la media maratón corrimos en una hora 38 minutos. Según ciertos cálculos de esfuerzos similares, debería poder correr en 3:27 el maratón completo, los 42 kilómetros. Me estoy dando 3 minutos de gabela para no morirme correteando una meta, y para ponerla más cerca de mi alcance.

Estoy bajo algo de estrés en estos momentos. Realmente preferiría no correr estos 42 kilómetros. Pero no está en mi corazón retirarme de un propósito por inconvenientes que pueden ser inconsecuentes. Posiblemente me estoy preocupando por pequeñeces, pero igual me elevan las pulsaciones y me ponen bajo el efecto del cortisol. Posiblemente lo que necesito es precisamente varias horas de otra clase de estrés, el estrés físico, concreto y real que produce correr una distancia tan grande. Y, al final de cuentas, grande es relativo: un español está corriendo en estos momentos 10 maratones seguidas. Creo que ya debe estar empezando su sexta maratón al hilo, o la esta corriendo ya, o posiblemente sea la séptima. ¿Qué es una maratón solita?

Voy a correr esta carrera sin medias para ver como me va. No es la mejor idea, pero he estado pensando hacer lo mismo para el Ironman de Cancún. No quiero explotar corriendo el maratón del Ironman, prefiero hacerlo en un maratón cualquiera, como este,  por ejemplo. Además, en este puedo tener un par de zapatillas extras y medias disponibles para cambiarme si se me están destruyendo los piés. Lo que más me preocupa es que me pelé toda la piel del frente del dedo gordo por estar montando patineta el fin de semana pasado - descalzo, de noche, y con un par de cervezas encima (tal vez eran más de un par). La vida es una, tempus fugit.

miércoles, 5 de agosto de 2009

Perdido, Nunca

Un tema que siempre sale en las caminatas es el de perderse. Mucha gente que ha caminado conmigo se recuerda de haberse perdido junto a mi. Lo raro es que yo no recuerdo haber estado perdido jamás. El detalle está en lo que cada uno puede considerar como perdido. Para mi perdido es cuando tienes que llamar a los rescatistas para que te vengan a sacar (o alguien los mande a llamar por que no apareces), después que te encuentren. Yo he estado en lugares que estaban fuera de mi ruta intencionada y he tenido que corregir el rumbo para llegar a donde quería, pero nunca perdido al punto que me hayan tenido que rescatar.

Hace unos años un grupo se perdió en el Camino de Cruces y pasaron la noche en el bosque. Como tenían un celular, y señal, llamaron a alguien para que los fueran a rescatar. Ellos sí estaban perdidos, perdidos en un pequeño bosque rodeado de civilización. Yo no entiendo como alguien podría perderse en un espacio tan pequeño, y con un sendero tan bien marcado. Tiene que ver con que no iban preparados, no tenían experiencia en orientación, y no tenían un mapa mental del terreno que los rodeaba. Yo no me hubiese metido en ese sendero sin un mapa y una brújula.

Por muchos años me metí a caminar a campo traviesa por el bosque tropical húmedo ("la selva") navegando a punta de brújula. El GPS no existía, y, luego, aún con GPS, tampoco servía. Ahora hay unos GPS como el Garmin 60csx que prácticamente no pierde la señal nunca. Los GPS viejos no tenían antenas suficientemente sensitivas para captar la señal de los satélites a través del docel del bosque. Aún, algunos modelos modernos todavía no tienen antenas que sirvan bajo la cubierta espesa de los arbóles. Bueno, el punto es que me atrae caminar buscando mi propio sendero usando como referencia un mapa y teniendo un objetivo en mente. La brújula es él instrumento predilecto para este menester. La brújula siempre debe tenerse como respaldo para un gps ya que a la brújula no se le acaban las baterías.

He salido tarde en muchas travesías cuando el terreno se ha tornado más difícil de lo que estimé. O cuando me ha resultado imposible seguir la ruta que me propuse. Pero siempre, siempre, logré salir por mis propios medios del lío en el que solito me había metido. Supongo que por tener una tremenda confianza en poder resolver los problemas que se me presenten, nunca pensé que estaba perdido. Solamente sabía que no estaba donde pensaba que quería estar. Pero a veces resultaba que encontraba lugares que estaban mejores de lo que esperaba encontrar.

Entre las personas que me han acompañado en estas travesías han habido varios a quienes le ha causado mucho estrés el saber que estábamos fuera de la ruta intencionada. Al no tener un mapa en sus manos, y desconocer como usarlo si lo tuviesen, se sentían perdidos al punto que hubiesen llamado a Spock si contaran con un teleportador. Para mi esa era parte de la diversión - tener un problema que resolver, orientarme y seguir un azimut. En varios viajes he seguido un azimut por varios días a través de terreno hostil, subiendo y bajando lomas, atravesando quebradas y barrancos. Pero al final siempre encontré la satisfacción de llegar a donde quería, no estaba perdido.