martes, 28 de julio de 2009

Panama Canal Triathlon

Este domingo participé, y terminé, en el Panama Canal Triathlon, un medio Ironman que organiza la Unión de Triatlón de Panamá. Este era el segundo de estos en que participaba y ya sabía que esperar del evento: mucho sufrimiento en la corrida. Este triatlón solamente es la mitad del que me toca en noviembre, el Ironman de Cozumel. Pero la corrida en esta carrera es al medio día y nos tocó un sol importado del mismo infierno. Casi me retiro cuando llegué al final de la calzada, en el primer cuarto de mi corrida.

Las distancias de este evento son 1,800 metros nadando, 90 kilómetros en bicicleta, y 21 kilómetros corriendo. Este evento sería mi termómetro para ver cómo va mi preparación para Cozumel en noviembre. La nadada, que es lo que menos practico (si es que se le puede llamar práctica a lo poco que nado), era lo que menos me preocupaba pues en esta ocasión venía mucho mejor preparado que en todas las veces anteriores. Esta vez había practicado suficiente para sentirme cómodo. Esta vez también contaba con la ayuda de Rogelio, mi hermano, a quien pensaba seguir en la nadada y ayudarme de la tracción de nadar en su estela. Este plan lo truncó Roberto Brenes cuando, a unos 300 metros después de haber partido, se interpuso en mi camino y me separó de Rogelio. Mis ánimos fueron bajando cuando vi que Roberto no pudo mantenerse en la estela de Rogelio, y yo no pensaba hacer el esfuerzo por alcanzarlo. En ese momento me fue pasando Esteban Vissuetti y decidí que él sería quien me llevaría remolcado en esta vuelta. Por suerte Esteban tiene un buen estilo y una patada suave que me facilitó seguirlo. Desafortunadamente para Esteban, estuve tocándole los piés más de lo que es cortéz, pero no tenía otra opción ya que la visibilidad era casi nula y no podía verlo.

Salí del agua en mucho mejor forma que la vez anterior. Hice mi transición con calma, pero me sentía bastante bien. Sabía que la bicicleta no sería mayor problema. Pero me preocupaba el culo por qué no había montado bicicleta en más de tres semanas. Craso error, aún cuando las piernas estaban frescas, al llegar a Gamboa ya tenía un dolor intenso en el trasero que me martirizó por el resto de la pedaleada. Aún así, este año mejoré en media hora la bicicleta. Esto era fácil de lograr ya que la última vez había hecho esta pedaleada como si fuera un paseo. Eso fue a propósito por que quería estar seguro de llegar con piernas a la corrida. Este año le metí más esfuerzo a la bicicleta por que estaba confiado que la corrida no sería ningún problema. Pero estaba equivocado...

Cuando llegué a la corrida eran las 11:00am y el sol estaba apenas comenzando a ponerse caliente de verdad. Y ya estaba muy caliente. Arranqué a correr con fuerzas y me estaba pasando a casi todos los que tenía por delante. Muchos ya estaban en su segunda vuelta y venían desgastados de su primera vuelta. Llegué bien hasta el final de la calzada, pero ya la temperatura la tenía elevada. Mi respiración estaba bien, las piernas estaban bien, pero ya sentía que el calor estaba golpeando mi corazón: las pulsaciones se me estaban elevando. Di la vuelta y comencé el regreso a tierra firme. Cuando llegué a la Isla Perico paré, estaba a punto de considerar retirarme, no valía la pena el esfuerzo de correr bajo ese sol infernal. Había pagado por sufrir y ahora estaba recibiendo lo comprado - tenía mi pasaporte sellado por el can Cerbero - había entrado al Hades.

Pero la verdad es que todavía no me he retirado de ninguna carrera que haya iniciado. Decidí que esta no sería la primera, asi fuera que gateara hasta la meta. Cambié mis expectativa para la corrida y acepté que caminaría la mayoría de los 21 kilómetros. Esto era una decepción por que estaba muy bien preparado para la carrera y venía de recorrer esa distancia en 1:38 hacía un par de semanas. En ese momento me alcanzó Ybon Gamecho, que me llevaba una vuelta entera de ventaja, y el también comenzó a caminar. Encontré compañía con quien compartir mi miseria. Lo acompañé hasta la meta caminando. Me contó que ya venía a punto de acalambrarse. Trató de correr un par de veces, pero siempre volvió y paró. Todo a lo largo de la calzada veía el sufrimiento reflejado en el rostro de todos los compañeros que pasaban de ida y de venida. Estábamos sufriendo a coro en la Calzada de Amador. ¡Qué partida de masoquistas!

Después que llegué a la meta con Ybon me tocó tomar la decisión de qué hacer: continuar o parar. Por supuesto que elegí seguir con el sufrimiento. No iba a desperdiciar la oportunidad y perderme este tour por los predios del mismo Diablo. Así es que seguí mi recorrido y arranqué en mi segunda vuelta de la calzada. Arranqué corriendo y nuevamente me sentía de lo mejor, pero era por que la caminata me había bajado la temperatura. Al par de kilómetros estaba caminando nuevamente. Pero hice un esfuerzo y corrí cada vez que sentía que se me bajaban las pulsaciones y la temperatura, especialmente cuando llegaba a los puestos de hidratación y me daba un baño con esponjas de agua fría. Eventualmente me alcanzó un tico que paró de correr al par de metros después de pasarme. Llegamos juntos al final de la calzada. De regreso quedó atrás cuando volvimos a correr.

Luego vi que Esteban Vissuetti, que me había sacado una buena ventaja en la bicicleta estaba a mi alcance. Cuando finalmente lo alcancé decidí que ya era suficiente para la corrida. Esteban ya estaba caminando y decidí acompañarlo también. Regresé caminando con Esteban desde Naos. Eventualmente el tico encontró su ritmo y nos pasó llegando a tierra firme. Cuando ya estábamos cerca de la meta Esteban sugirió que entráramos corriendo. Bueno, no quedó otra que arrancar a correr nuevamente. Pasé bajo el umbral de la meta en 3:18, casi media hora mejor que la última vez. Pero esa media hora la gané en la bicicleta. Este año había corrido un minuto más lento que el año anterior, a pesar de estar mejor preparado. El sol me había destruído. Al menos ya estoy seguro que estoy en buena posición de lograr completar el Ironman de Cozumel dentro del límite de tiempo: 16 horas.

sábado, 25 de julio de 2009

Dormir en un Arbol

Hace rato que tengo ganas de dormir en un árbol, colgado en una hamaca. Con lo sencillo que es hacer esto, me sorprende que he dejado pasar tanto tiempo sin hacerlo. Ya tengo varios árboles identificados en lugares excelentes para que la experiencia sea de lo más amena. Pero no aterrizo concretando esta experiencia que estoy buscando. No tiene nada del otro mundo, pero creo que debe ser agradable ver el amanecer desde el docel del bosque, especialmente si consigo un árbol sobresaliente que esté por encima de los demás.

En el Camino de Cruces hay varios árboles que podrían ser interesantes. También tengo un árbol, un ceibo inmenso, en el Río Boquerón. En el Parque Omar hay unos candidatos, pero no es tan atractivo dormir en un parque en el medio de la ciudad. En el Camino del Oleoducto, y en Camino de Plantación también hay unos buenos candidatos para trepar y pasar la noche. Creo que sería muy divertido pasar la noche con mi hijo Irving arriba de un árbol inmenso.

Hay muchos animales nocturnos que podrían acercársenos sin darse cuenta que estamos donde no esperarían encontrar un ser humano normalmente. Una noche de luna llena en el verano sería ideal. Pero para eso tendría que esperar otros seis meses. Ya tengo prisa por pasar la primera noche en el docel del bosque. De hecho, puedo hacerlo en el patio de mi casa. Supongo que esta sería la mejor opción para la primera vez ya que es fácil corregir cualquier omisión. Bajo de mi elevada alcoba y regreso a la casa a buscar cualquier cosa que haya olvidado incluir en mis pertrechos.

Hay ciertas dificultades técnicas que tengo que pensar como resolver, como ¿donde cocinar? No tengo ninguna superficie plana donde colocar la estufa. Podría comer abajo del árbol y luego solamente subir a dormir. O puedo usar una estufa colgante, como hacen los alpinistas. Pero esta segunda opción no vale la pena solamente para poder cocinar trepado en un árbol. Lo más cómodo sería tener una plataforma de alpinismo que permita un amplio espacio plano donde esparcirme, o esparcirnos, pero estas plataformas son costosas. Una simple hamaca de selva funciona para pasar la noche, pero lo único que se puede hacer en una de estas hamacas es dormir. No podría sentarme a contemplar el entorno.

lunes, 20 de julio de 2009

Chorros de Olá

P7112518.JPGHace una semana caminamos desde Piedras Amarillas hasta los Chorros de Olá, pasando la noche en Cerro Golondrina (a 1,000 metros de altura). Fuimos un grupo grande compuesto mayormente de corredores de nuestro Hash, dentro del cual hay muchos que también gozan de pasar tiempo al aire libre. La ruta fue una mezcla creada sobre la base de una ruta conocida que va desde Ojo de Agua hasta Los Chorros de Olá y le agregamos un tramo nuevo para alargar el recorrido. De otra forma la ruta se nos hubiese quedado corta por que este grupo camina bastante rápido. El primer día sería el más difícil intencionalmente, dejando algo más fácil para el segundo día, haciendo tiempo al final del recorrido para pasarla suave en Los Chorros de Olá.

La ruta del primer día la saqué directamente de una carta topográfica de 1:50,000 del Tommy Guardia. Revisé la ruta por medio de Google Earth que tiene buenas fotos de este segmento. Pudimos seguir nuestro recorrido casi por completo: hubo un momento en que se nos cerró el camino y tuvimos que ser creativos y buscar una ruta alternativa. En total terminamos recorriendo unos 40 kilómetros, que resultó ser algo más de lo planeado. Con la excepción del cambio de planes forzado, toda la ruta estaba fácil de seguir.

Llegamos tardísimo al campamento el primer día, a donde los últimos llegaron a las 9:00pm, 12 horas después de haber partido del bus. Varios llegaron con los ánimos algo ásperos, pero pronto un par de ronsitos limaron la incomodidad. A mil metros de altura, con una brisa fresca soplando y un cielo de estrellas arriba es difícil mantenerse molesto por mucho tiempo. Y la cena de pesto también ayudó a que todos se animaran a pasar una agradable velada. Yo estaba seguro que todos se irían a acostar temprano, pero la mayoría duró hasta tarde en la noche.

P7112578.JPGHasta el medio día del primer día el recorrido era bastante plano y tuvimos un par de oportunidades para bañarnos en el río. El almuerzo lo pasamos a orillas del Río Grande bañándonos en sus frescas aguas. Almorzamos justo bajo el zarzo que cruza a la escuela de Caimitillo. En ese mismo punto metemos nuestros kayaks al agua cuando vamos a remar la sección media del Río Grande. Por cierto que me dió mucha tristeza ver como va el trabajo de la hidroeléctrica del Río Grande. Pronto esta sección del Río Grande será cambiada irreparablemente por la represa que está a punto de cerrarse en el futuro próximo. El sendero que íbamos a recorrer ahora era una ancha planicie de lodo creada por las inmensas máquinas que están haciendo el canal para transportar el agua del río hasta la casa de generación de electricidad. Hasta Caimitillo nuestro sendero nos mantuvo a pocos metros del río.

Después del almuerzo comenzamos la subida hasta Cerro Golondrina. Nos tocaba trepar desde unos 180 metros de altura hasta 1,000 metros de altura para llegar a donde dormiríamos. Yo pensaba que íbamos a poder recorrer este tramo sin mayores problemas pero en nuestro grupo venía una uruguaya, Kariné, que era demasiado lenta. Teníamos que esperar como 20 minutos por cada hora a que Kariné, y su pareja Rubén, nos alcanzaran. En una ocasión hasta me tocó devolverme a buscarlos por que se había perdido y no encontraban las marcas que les íbamos dejando en las múltiples intersecciones que habían en nuestra ruta. Yo sospechaba que esto podía pasar, pero no me preocupé mucho por que siempre podía dejarlos atrás si nos complicaban mucho el viaje. Una regla de nuestros paseos es que cada quien debe llevar dinero extra y estar preparado para salir por su propia cuenta.

P7112608.JPGDespués de un rato de estar subiendo hacia Cerro Golondrina las vistas comienzan a tornarse espectaculares. Igualmente la temperatura va bajando a medida que la altura va subiendo.  Cerca de las 2:30pm se nos cerró el camino, o nos saltamos una desviación a mano derecha. Pero me tomó más tiempo de lo que hubiese querido poder resolver este obstáculo. Primero insistimos en buscar avanzar, pero un pared vertical impedía el avance. Joaquín Gil del Real decidió probar la pared y pudo pasar (después nos enteramos), pero nosotros tomamos la decisión de cruzar una quebrada y buscar una ruta del otro lado de la misma. Encontramos un sendero que iba en la dirección general que nos interesaba y lo seguimos hasta que casi se nos perdió. Aquí dominó la incertidumbre que ya venía filtrándose desde la primera vez que se cerró el camino. Hubo un momento en que Joaquín aparecio al otro lado de la cañada, lejísimo de nosotros y a gritos quedamos en que nos encontraríamos más arriba.

P7112619.JPGDespués de intentar varias opciones decidí que la solución sería subir la colina que teníamos al frente y seguir el espinazo de la misma hacia el norte, donde nos toparíamos con un camino que se juntaba con el que teníamos planeado recorrer hasta nuestro campamento arriba de Cerro Golondrina. No fue hasta las 5:00pm que logramos volver a juntarnos con Joaquín, justo cuando habíamos regresado de vuelta al camino. En este punto se podía ver donde pasaríamos la noche, pero a todos les parecía que era imposible llegar tan lejos. No era imposible, solamente que nos tomaría un buen rato. Los primeros llegamos poco antes de las 7:00pm al campamento. Al resto les tomó hasta las 9:00pm llegar a donde pasarían la noche. Lo peor es que muchos recorrieron la parte más empinada del camino en plena oscuridad, cansados y con hambre. Muchos pensaban que era preferible haber pasado la noche más abajo, pero al día siguiente cambiarían de opinión.

Al día siguiente casi todos partieron temprano. Yo estaba un poco más lento el segundo día ya que había tomado más de la cuenta la noche anterior. Yo le llevaba unas horas de ventaja a la mayoría y junto con mis sobrinos comenzamos la juerga desde temprano, pensando que caeríamos temprano. Pero como la gente fue llegando poco a poco, el grupo de relajados fue creciendo y los nuevos integrantes venían con sed. Me tocó recoger la basura junto con mis sobrinos, que también andaban más lento...

P7122651.JPGEl domingo resultó ser un día de sol implacable. El recorrido del segundo día es todo al descubierto. Por suerte habían oportunidades para refrescarse en el río por momentos, especialmente al medio día cuando el calor era más agobiante. Los primeros del grupo llegaron a los Chorros al medio día. Los lentos fueron llegando poco a poco, los últimos llegaron cerca de las 3:00pm al agua. Pero, tal como lo planeamos, un largo chapuzón en la poza de los Chorros de Olá dejó a todo el mundo frescos y listos para una parada de rigor en la próxima cantina. Lástima que los uruguayos fueron algo mezquinos y se tomaron mucho tiempo para llegar al bus, donde todos estábamos ansiosos por partir mientras estos se bañaban pausadamente en los chorros. Al final los mandamos a buscar por que ya estaban abusando de nuestra paciencia.

Como siempre, la manejada de vuelta fue muy agradable y todos en el bus venían muy contentos. Cada uno venía recordando la mejor parte del paseo, que siempre es diferente para cada cual. Habían muchos puntos en común, pero cada quien tenía su historia. Yo escuché sobre las veces que me maldijeron en la subida de la noche anterior. Pero hoy todos estaban contentos de no haber tenido que subir esa última loma bajo el sol abrasador que hubo el domingo, y el tiempo de calidad que se hubiesen perdido bajo Los Chorros de Olá.

sábado, 18 de julio de 2009

Zoot Energy, zapatillas favoritas

[caption id="attachment_715" align="alignleft" width="280" caption="Zapatillas Zoot Energy"]Zapatillas Zoot Energy[/caption]

Hacía rato estaba buscando unas zapatillas para reemplazar mis Nike Free 5.0 que ya están cerca de llegar a su jubilación. Ultimamente no encuentro nada bueno en las zapatillas que están llegando a Panamá, y menos en las que están disponibles en mi talla: 12. Me encanta correr sin medias, pero después de los 15 kilómetros se necesita un excelente par de zapatillas para regresar con los piés intactos. Y aún con medias, tengo un par de Reeboks que me dejan algo delicado el dedo gordo del pié. Al principio del año, estando en San Diego, visité una tienda de Road Runner Sports y vi las zapatillas Zoot. Me parecieron un buen concepto, pero no me las pude probar por que se demoraron mucho en atenderme y decidí no seguir esperando (había mucha gente).

Estas zapatillas acaban de llegar a Panamá y aproveché para ver si las tenían en mi tamaño. Para suerte mía, todavía quedaban en talla 12. Inmediatamente me compré mi par. Al día siguiente salí de mi casa, temprano como siempre (5:00am), dispuesto a darles cuero a este nuevo par de zapatillas: salí en mi recorrido normal, que me lleva desde mi casa hasta el Parque Omar y de vuelta. Si le doy dos vueltas al parque hago 14 kilómetros, y con tres vueltas estoy cerca de los 18 kilómetros. Pues le decidí dar tres vueltas después de estar contento con mis piés tras las primeras dos vueltas. Llegué feliz a la casa con un nuevo par de zapatillas favoritas.

Estas zapatillas fueron diseñadas para correrse sin medias, para ser de fácil entrada (sin cordones que amarrar), y para no retener agua. Son zapatillas nacidas de la experiencia de triatletas en el Ironman de Kona. ¡Se nota! Realmente quedan como guantes. Solamente me las pusé y ya estaba listo para correr. No hacía falta que las apretara, para nada. Fue como ponerme un par de medias. Las zapatillas funcionaron tal como estaban anunciadas. Hoy día es raro encontrar un par de zapatillas que estén realmente diseñadas para la tarea. Más bien, ahora las zapatillas están llenas de morisquetas de mercadeo que solamente añaden peso y complejidad al calzado. Estas Zoot son minimalistas en todo. Y adentro del calzado no hay una sola costura que pueda causar fricción que incomode después de un rato corriendo.

Hace un par de semanas corrí unos 21 kilómetros con unas New Balance 960 ultralivianas. Ya había corrido un maratón con ellas con buenos resultados. También había corrido hasta 14 kilómetros sin media con las mismas. Realmente me gusta ese par de zapatillas. Pero me fui a correr sin medias los 21 kilómetros y regresé con un par de ampollas. Pude terminar la carrera en excelente tiempo y sin ningún problema con los piés. Pero cuando me quité las zapatillas tenía una ampolla en el dedo gordo del pié izquierdo y otra por otro dedo, llena de sangre. No hubiese podido llegar mucho más lejos con ese par de zapatillas.

Con este par de Zoots estoy seguro que me irá excelente corriendo los 21 kilómetros al final del Panamá Canal Triathlon, un medio Ironman que termina con la corrida en la Calzada de Amador. También quiero correr los 42 kilómetros de Cozumel (del Ironman de Cozumel en noviembre) con este par de zapatillas. Espero que me vaya bien. Antes correré el Maratón de Panamá sin medias para estar seguro que no me voy a meter en un problema muy grande corriendo esa distancia sin medias.

domingo, 5 de julio de 2009

21Km y Marca Personal

[caption id="attachment_711" align="alignleft" width="300" caption="Cruzando la meta"]Cruzando la meta[/caption]

Qué buena carrera hicimos esta mañana. Mi hermano y yo corrimos juntos los 21 kilómetors, nuevamente. El año pasado hicimos 1:45 y este año bajamos a 1:38. Ya Rogelio tenía 1:34 en una carrera que corrió solo, pero yo nunca había bajado de 1:45 en esa distancia. Rogelio me acompañó desde la partida y nos fuimos hombro con hombro hasta la meta, una vez más. A propósito salimos de últimos para ir jodiendo la paciencia de principio a fin. Esta vez no nos pasó nadie.

Es más divertido salir de últimos y marcar un ritmo que va en crecimiento a medida que se desarrolla la carrera. Hicimos la segunda mitad un par de minutos más rápida que la primera mitad. No hay penalización por salir de últimos cuando se corre con un chip en la zapatilla, el tiempo de cada quien inicia cuando se cruza la partida y termina cuando se pasa por la meta. Cruzamos la partida unos 20 segundos después de que inició el reloj.

La primera mitad la corrimos muy holgados en 50 minutos y nos puso a tiro de una marca de 1:40 al cruzar la meta, si manteníamos el mismo ritmo. Pero entonces apretamos el paso y muy paulatinamente fuimos, casi imperceptiblemente, aumentando nuestro ritmo. Cuando ya nos faltaban unos 5 kms. comenzamos a respirar mas profundamente. Ya para los últimos kilometros veníamos jadeando, y yo me preguntaba si podía llegar a la meta con ese paso. Pero los últimos 500 metros son en bajada, y cuando se tiene la meta a la vista ya es plano. En ese momento ya uno puede apretar el botón de nitrox y volar los pistones en la recta final.

Cuando nos alineamos con la meta pude ver que el reloj todavía no marcaba 1:40 y teníamos la oportunidad de detenerlo antes que saliera de 1:3x - entramos a lo que yo aguantaba. Rogelio es más rápido que yo y sencillamente me siguió paso a paso, hombro con hombro hasta cruzar la meta. ¡Qué buen final! Hacía mucho tiempo que no tenía una corrida tan excelente. Y me recuperé rápidamente después de cruzar la meta. Inmediatamente me fui al auto por una pinta fría que tenía esperándome, la mejor parte de llegar a la meta: buena hidratación.

viernes, 3 de julio de 2009

Umbrales

He cruzado un umbral que me ha abierto espacios interiores que antes no había podido ver. Una extraña cadena de eventos me ha sometido a estrés físico y emocional. Iba a agregar espiritual, por hábito, pero he llegado a la conclusión de que no tengo tal cosa. Todo ha llegado de la manera más curiosa por que físicamente la tierra tembló cuando estaba por cruzar este hito interno. Acaba de ocurrir un temblor y yo estaba despierto en mi cama mientras experimentaba este torbellino de ideas.

Un libro de ciencia ficción muy divertido que acabo de volver a leer, otra vez, dice que cuando sometes a un cuerpo a estrés en todas las dimensiones, de espacio y tiempo, este desaperece de este mundo y llega a otra universo. Bueno, por eso ese libro es de ciencia ficción. El estrés es algo muy saludable para el cuerpo humana, que es una máquina biológica muy sofisticada. En mi caso me he dado cuenta que mientras más hago, más puedo hacer. Suena lógico, y esto es válido para todo el mundo, pero es difícil comprometerse con el esfuerzo que permite llegar a experimentar este efecto.

Me he estado parando más temprano cada día y he estado corriendo hora y media casi diariamente. Al principio me pasaba el resto del día cansado, con hambre y con sueño. Pero ya me acostumbre y ahora, a pesar que estoy durmiendo menos, estoy menos cansando que antes. Y me despierto a tempranas horas de la noche esperando el momento de pararme para ir a correr, o a hacer ejercicio. Hoy estaba en eso cuando ocurrió el temblor. Tembló por buen rato. Luego seguí pensando en todas las cosas que tenía en la mente, y me di cuenta que algo me había pasado. Llegué a conclusiones que me han cambiado, ojalá permanentemente.

No estoy seguro de lo de la parte permanente. En todo caso este cambio es algo que tenía en mente toda esta semana. Pensaba en la inercia mecánica: la tendencia de los cuerpos a mantener el estado de movimientoreposo en el que se encuentran. Una de las características de la masa inercial es que se requiere de una fuerza para cambiar su estado. Una vez que pones en movimiento un cuerpo, su inercia lo mantendrá en movimiento. Esto es lo que tiene a los planetas dando vueltas alrededor del sol. Bueno, aquí en la tierra la fricción es la fuerza externa que evita que los cuerpos se mantengan en movimiento perpetuo. Lo curioso es que este concepto se aplica al cuerpo humano en muchas formas.

En el caso de la capacidad del cuerpo para responder al estrés físico, el ejercicio, hay una inercia que vencer. Generalmente preferimos el estado de reposo. Pero una vez que levantamos el culo del asiento y nos ponemos en movimiento, corriendo, nadando, bicicleteando, etcétera, es más fácil mantenerse en movimiento. Es poco el esfuerzo necesario para vencer la resistencia, el estrés de la fricción, y mantenerse en movimiento. Es algo curioso. El cuerpo se adapta. Las mitocondrias se multiplican en los músculos y permiten convertir más alimento en energía con mayor eficiencia. Todo el cuerpo se transforma para permitirnos responder al estrés físico al que regularmente escogemos someterlo. La voluntad es la fuerza que cambió el estado de la masa inercial del cuerpo en reposo.

Ahora mismo estoy desesperado por salir a correr, pero mañana, el domingo, quiero participar en una carrera de 21 kilómetros y hoy debo descansar las piernas. Y no hay ninguna piscina abierta a las 4:00am - ¡qué problema! Por eso estoy sentado aquí frente al teclado. Cuando entré a mi oficina, descalzo como siempre, encontré vidrio debajo de mis piés. Algunos se me enterraron, pero no mucho. Tengo las suelas de los pies gruesos de correr y caminar descalzo. Un plato de vidrio, un premio de alguna clase, se había caído por el temblor de una tablilla. Como entré a oscuras para encender el computador, no noté los vidrios en el piso hasta que los pisé. Más estrés emocional.

En el caso del estrés emocional, es curioso. No hay tal cosa como inercia para el estrés emocional. Pero pongamos como ejemplo el miedo, otro estrés externo. El miedo forma una barrera casi física para muchos. El miedo a caerse de una bicicleta bajando un sendero rocoso baja a muchos de la bicicleta (para no caerse) antes de atreverse a caer. Pero una vez que uno se enfrenta al miedo y acepta experimentar libremente su efecto, cruzar ese umbral se vuelve rutinario. Igual causa miedo, pero cada vez la costumbre va haciendo que la reacción sea mucho menor. Y hay miedos que son solamente a amenazas imaginarias, como pensar que se puede caer un avión antes de montarse en el. Hay personas que entran en estado de histeria y no logran montarse en el avión, trabadas pensando en las consecuencias de lo que puede suceder. Nadie sale vivo de este mundo. "Vive ut vivas", vive para que puedas vivir, mientras vivimos, vivamos.

Por la parte espiritual he estado luchando con la idea de que Dios no existe. Pero educado en colegio de Jesuitas, viviendo en un país donde el 90% de la población es católica, o cristiana al menos, es difícil cruzar este umbral. De allí la parte espiritual. Este es un estrés pequeño, por cierto. Pero tiene efectos muy importantes. Cuando uno llega a caer en cuenta que solamente tenemos esta vuelta en la tierra como un ser biológico específico, la realización de lo importante que es aprovechar esta oportunidad se vuelve primordial. Vivir como si no hubiera mañana, aprovechando todos los momentos para saborearlos y gozarlos en la plenitud de la conciencia hace cumbre esta experiencia. Esto me regresa al estrés físico y al Energizer Bunny (it keeps going and going and going...).

Mientras uno más hace, más puede hacer. Cada vez puedo recorrer caminos más largos, en menos tiempo, y con menos esfuerzo. La eficiencia mecánica es un beneficio de la práctica. Al volvernos más eficientes podemos hacer la misma tarea con menor esfuerzo, sin ningún esfuerzo aparente, inclusive. Y para mantener la inercia que he acumulado tengo que tener metas largas que permitan que mi voluntad me vaya acelerando hacia ellas. Me estoy acostumbrando a vencer el miedo imaginario de no lograr cumplir con mis metas. Y tengo muchas metas. Tengo una larga lista de cosas que hacer, y cada vez me queda menos tiempo para completar la lista. De paso, esta lista nunca se acaba: es como una cola de la que sale un logro por un lado y entra una meta por el otro. Los logros no cuentan mucho, ya están en el pasado. La lista llena es la motivación. ¿De qué magnitud habrá sido el temblor? 6.0, frente a Porvenir.

Malos Conductores

Ahora que estoy corriendo con mucha regularidad he tenido varios encuentros con autos. Hoy en la mañana casi me pega un auto que estaba girando hacia la calle que estaba cruzando. Hace una semanas pasó lo mismo con un auto que venía saliendo de la Policlínica que está al lado del Parque Omar. Pero lo más cercano fue en un Hash pasado: un auto me golpeó.

Veníamos cerrando el Hash corriendo duro, camino a casa. Estábamos corriendo por la acera del lado que nos permite ver los carros que vienen en contra. Por supuesto que ya era de noche, pues había sido un Hash largo que yo mismo había marcado. La calle estaba a mi derecha. Cuando fui a cruzar una boca de calle miré al frente y pude comprobar que no venía ningún auto girando. También pude comprobar que por la mano izquierda no venía saliendo ningún auto hacia la calle principal. No me fijé a la derecha por que hubiese tenido que ver hacia atrás y venía muy rápido para eso. La calle estaba húmeda pues había estado lloviendo. Tenía a Popo corriendo justa a mi espalda, y alguién más venía en nuestro grupo.

En cuanto iba a poner el pié en la intersección escuché a los de atrás avisarme ¡cuidado! Cuando vi a la derecha ya el auto se me venía encima y, si frenaba quedaría muerto justo a media calle. Decidí seguir corriendo como venía. Puedo ver claro, en mi mente, mi pié izquierdo plantado en el piso y el auto acercándose rápidamente - la mujer se había tirado sin ver en nuestra dirección. Logré tirar mi pierna derecha hacia adelante, fuera del camino del auto. La mujer del auto reaccióno cuando me vió justo a un pié o dos de su parachoque y tocó el freno. Creo que esa reacción de la mujer me dió el instante que necesitaba para separar mi pie izquierdo del suelo. Pero no fue suficiente para evitar que el auto golpeara mi pié, que ya era lo único que quedaba en el camino del auto.

El impacto contra mi pié desvió algo de mi momento y casi me choco contra un muro que había en la esquina. Pero pude seguir avanzando sin perder impulso y pasé rozando la pared. Ni paré... Sabía que la mujer iba a quedarse parada un rato donde pisó el freno, esperando que se le pasara el susto. Había bloqueado a los que venían pisándome los talones y no pretendía ceder esa pequeña ventaja. Apreté el paso mientras refleccionaba sobre lo cercano que estuvo ese accidente. Pero todo fue tan rápido que ni siquiera logró entrar en acción mi glándula adrenal. ¡Que lástima! Me perdí de una buena inyección de ese estimulante tan potente.