miércoles, 26 de octubre de 2005

Pacora - San Miguel al Caballo Blanco

Este domingo aprovechamos toda la lluvia que caía y nos fuimos a remar al Pacora. Hacía mucho tiempo que no remábamos tantos a la vez. Eramos seis kayakeros, dos de los cuales eran nuevos en nuestro grupo. Ellos eran Scott Muller e Ignacio "Iñaki" Lassa. Scott es un remero de mucha experiencia e Iñaki tenía 15 años de no montarse en un kayak. Fuimos a La Chapa, pero realmente había mucha agua para meter a Iñaki en ese tramo.

Bajamos a San Miguel y resultó perfecto. Con la cantidad de agua que había llovido el río tenía un excelente nivel. Había tanta agua que en ningún momento nos encontramos con tramos donde había que empujar el kayak. El tapón tenía tanta agua que nadie se decidió a bajarlo de lleno y todos optamos por diferentes rutas que obviaban el grueso de la corriente. Luego nos quedamos jugando por un buen rato en los rápidos debajo del Tapón. Scott perdió su bote en este rápido: su Dagger de Crosslink se partió feamente. Scott caminó devuelta a San Miguel desde este rápido y nos encontró río abajo con el carro.

El tramo hacia el Tornillo estaba excelente con el zig-zag del medio a todo dar. El mismo tornillo estaba impresionante con tanta agua. Todos corrimos el rápido por extrema izquierda, saltandonos el mismo tornillo para evitar el desorden hidráulico que estaba formandose por el volúmen de agua en el río. Aún así, las salidas del tornillo, en especial la de la izquierda, también tenían sus dientes. La salida de la izquierda atrapó a Iñaki, que estaba en otro bote de Scott, y le dió su revolcada. Cuando recogí a Iñaki le di las malas noticias: su kayak también estaba partido. El segundo Dagger que se rompía en el mismo día y también de Crosslink. Por suerte, la parte donde se rompió el kayak de Iñaki no era crítica y pudo terminar de bajar el río.

La salida de la izquierda atrapó a Tino y a Roger, pero sólo revolcó a Tino. Pero Tino, con su buen roll, no demoró en sacar la cabeza del agua. Creo que Roger nadó más adelante... debajo de las salidas del Tornillo esperaban dos pequeños huecos con ganas de atrapar a los incautos. Inclusive Ian se encontró contando peces en este tramo, pero el si tiene su roll bajo control y no nadó como Rogelio.

El último rápido también estaba divertido y tenía bastante acción. Roger, que lo bajó de primero, filmó a los demás con su cámara digital. Las tomas de Rogelio quedaron muy buenas. Lástima que las películas mpeg son tan grandes que no las puedo poner en este sitio. De repente si consigo un codificador para pasar de mpeg a Flash...

Bueno, los seis remeros fuimos: Scott, Iñaki, Ian, Roger, Tino y yo. Todos pasamos un excelente domingo en el Pacora. Ojalá nos encontremos nuevamente en el agua pronto.

jueves, 6 de octubre de 2005

El Tiempo pasa

¡Qué rápido pasa el tiempo! Nadie puede decir que yo me siento viejo, y menos que actúo cómo un viejo. Por el contrario, algunos en la familia están esperando el día en que "crezca". Acabo de ir al baño, algo que puede ser más íntimo de lo que deba comentar, pero relevante. Me encontre con una revista de Outside Magazine que juraría que compre hace poco. Ya tiene cinco (5) años de estar dando vueltas por mi casa. En la portada de la revista estaba Brad Ludden, un joven remero que ya ha logrado mucha fama remando kayaks. Cuando yo era más joven, jamás encontré a alguién con un remo en la mano en la portada de una revista de deportees.

La primera vez que logré enderezar un kayak volteado fué hace más de 20 años, cuando aún estaba en la universidad. Escogí kayaking como una de las materias de educación física que eran obligatorias en cada semestre. Parecería extraño que hubiese escogido esa materia, pero crecí rodeado de catálogos de kayaks que no se de donde sacaba mi viejo. Nunca compró su kayak, mi viejo, pero me dejó con la curiosidad de saber que es lo que tanto le atraía (en teoría). Bueno, ya se por que puede que le hayan atraído los kayaks a él. Pasaron casi 20 años antes que yo tuviera mi propio kayak.

Ahora los kayaks son una cosa muy grande en la industria de deportes en los Estado Unidos. Para mi no son nada de moda, y en realidad creo que tampoco son mucho de moda para los que reman kayaks. Aun que paso algo de mi tiempo tratando de explicar el atractivo de los botes a mis amigos, se que los que reman lo entienden desde el principio. No es cuestión de moda, es cuestión de principio, de comunión, de integración. El agua es fuente de vida y los kayaks nos llevan a un contacto íntimo con ella, al igual que la pesca submarina. De igual importancia, todos los que participan en los viajes para bajar ríos en kayaks, los regulares, forman lazos que perduran: son lazos forjados en la intimidad de la aventura compartida en medio de la naturaleza.

Estoy contando los días para poder llevar a mi hijo a remar conmigo. A mi esposa llevo años tratando de convencerla, pero no he tenido éxito. Con Irving, por el contrario, tengo que dejarlo en la casa a la fuerza. Por el, féliz de venir agarrado de mi espalda a horcajadas de mi kayak. Laura es igual: los dos estan ansiosos de venir a remar. Ambos, mis dos hijos, "son esclavos de todo lo que tengo en alta estima". Al igual que yo heredé tantos hábitos de lo que mi viejo estimaba.

Pero, bueno, el tiempo esta pasando y yo tengo que aprovecharlo al máximo. Cada minuto desperdiciado es un minuto que no va a regresar. Ahora estoy remando con mis sobrinos. Mis amigos están mancando en sus animos par ir a remar, o su compromiso con el trabajo los tiene alejados del río. Otros tienen que batallar con sus miedos para atreverse a ver al río de frente una vez más. Como sea... nunca vamos a remar en la misma agua. El río siempre se renueva y cada bajada es tan fresca como la anterior. Lo único viejo en el río somos nosotros, quienes nacemos con un solo cuerpo que usamos hasta que ya no sirva para más nada. Pero el río siempre está esperándonos tan fresco como la primera vez, siempre con aguas vírgenes que jamás han sido remadas.